Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
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DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v10i11.69
Estado de la cuestión
Los terceros espacios en la filosofía cotidiana
Third spaces in everyday philosophy
Terceiros espaços na filosofia do cotidiano
Adriana Ma. Villaseñor Moreno. ID. 0009-0004-4861-2062
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de
Pedagogía, CDMX, México. Email: ady_vm17@hotmail.com
Resumen
Se destacan las principales ideas sobre la reconfiguración del espacio público como espacio de
reflexión donde se apunta hacia la búsqueda de lugares que trascienden a los espacios normados
como lo es el aula y que inviten al desarrollo de cafés filosóficos. Se advierte de la identificación
de las aulas como únicos espacios educativos por parte de la UNESCO, se recupera la idea de
los terceros espacios de Ray Oldenberg para apuntar la necesidad del resurgimiento de espacios
de socialización fuera del trabajo o el hogar, y se menciona la importancia en la atención de las
necesidades corporales y espaciales para la actividad filosófica. Aquí tienes un resumen de
aproximadamente 150 palabras del texto que compartiste: Se critica que la UNESCO y las
instituciones educativas privilegien el aula como único espacio de aprendizaje, descuidando las
necesidades corporales y sociales de los estudiantes. En contraste, se recupera el concepto de
third places de Ray Oldenburg, como cafés y espacios de encuentro que permiten la
socialización y el diálogo espontáneo. Estos lugares, aunque privados, han funcionado como
refugios para los cafés filosóficos, donde la disposición del mobiliario y la atmósfera favorecen
la reflexión. Sin embargo, se subraya la necesidad de espacios públicos gratuitos y accesibles
que cumplan esta función, pues el urbanismo actual prioriza la productividad y el tránsito rápido
sobre la convivencia. La filosofía requiere ambientes acogedores que atiendan la corporalidad
y fomenten la comunidad, convirtiendo plazas, calles y parques en escenarios de aprendizaje y
diálogo.
Palabras clave: filosofía, práctica, espacios públicos, ciudad, urbanismo, modernidad
Abstract.
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The main ideas regarding the reconfiguration of public space as a space for reflection are
highlighted, pointing towards the search for places that transcend regulated spaces such as the
classroom and that invite the development of philosophical cafés. The identification of
classrooms as the only educational spaces by UNESCO is noted, Ray Oldenberg's idea of third
places is revisited to point to the need for the resurgence of social spaces outside of work or
home, and the importance of attending to bodily and spatial needs for philosophical activity is
mentioned. Here is a summary of approximately 150 words of the text you shared: It is criticized
that UNESCO and educational institutions privilege the classroom as the only learning space,
neglecting the bodily and social needs of students. In contrast, Ray Oldenberg's concept of third
places is revisited, referring to cafés and meeting spaces that allow for socialization and
spontaneous dialogue. These private spaces have served as havens for philosophical cafés,
where the furniture arrangement and atmosphere foster reflection. However, the need for free
and accessible public spaces that fulfill this function is emphasized, as current urban planning
prioritizes productivity and rapid transit over community. Philosophy requires welcoming
environments that attend to the physical body and promote community, transforming plazas,
streets, and parks into settings for learning and dialogue.
Keywords: philosophy, practice, public spaces, city, urban planning, modernity
Resumo
São destacadas as principais ideias relativas à reconfiguração do espaço público como espaço
de reflexão, apontando para a busca de lugares que transcendam espaços regulamentados, como
a sala de aula, e que convidem ao desenvolvimento de cafés filosóficos. Observa-se a
identificação das salas de aula como os únicos espaços educativos pela UNESCO, revisita-se a
ideia de terceiros lugares de Ray Oldenberg para apontar a necessidade do ressurgimento de
espaços sociais fora do trabalho ou de casa, e menciona-se a importância de atender às
necessidades corporais e espaciais para a atividade filosófica. Segue um resumo de
aproximadamente 150 palavras do texto que você compartilhou: Critica-se o fato de a UNESCO
e as instituições de ensino privilegiarem a sala de aula como o único espaço de aprendizagem,
negligenciando as necessidades corporais e sociais dos alunos. Em contrapartida, revisita-se o
conceito de terceiros lugares de Ray Oldenberg, referindo-se a cafés e espaços de encontro que
permitem a socialização e o diálogo espontâneo. Esses espaços privados têm servido como
refúgios para cafés filosóficos, onde a disposição do mobiliário e a atmosfera fomentam a
reflexão. No entanto, enfatiza-se a necessidade de espaços públicos gratuitos e acessíveis que
cumpram essa função, visto que o planejamento urbano atual prioriza a produtividade e o
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transporte rápido em detrimento da comunidade. A filosofia exige ambientes acolhedores que
considerem o corpo físico e promovam a comunidade, transformando praças, ruas e parques
em espaços de aprendizagem e diálogo.
Palavras-chave: filosofia, prática, espaços públicos, cidade, planejamento urbano,
modernidade
Recepción: 06 julio 2023
Aprobación: 06 agosto 2023
Publicado: 07 agosto 2023
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Introducción
En ocasiones mi colonia suele llenarse de pequeños grupos de personas que, sin saber cómo,
tardan media hora en regresar del mandado porque se encontraron con un vecino con quien el
saludo terminó en un intercambio de opiniones sobre temas de la cuadra, la vida propia o la de
los demás. Resultado esperable de una zona donde las familias que la habitan se han mantenido
por años y un gran número de negocios locales sirven de punto de encuentro para iniciar la
charla. Estas conversaciones son un privilegio en la gran urbe que es la Ciudad de México
donde usualmente las calles son transitadas con prisa, los espacios públicos gratuitos escasean
y las plazas son principalmente centros de consumo donde los lugares para sentarse a platicar
son prácticamente nulos. ¿Qué posibilidades tiene ante ello una actividad que requiere de la
pausa y la reflexión?
Estas conversaciones, a primera vista triviales, pueden ser un punto de partida para filosofar
sobre el amor, los celos, la moral, la tristeza o lo correcto. La percepción banal que se les
atribuye lleva a una falta de interés por luchar en la preservación de los espacios públicos que
motivan las pláticas e interacciones entre vecinos, siendo que estos tienen la potencialidad de
ser espacios de aprendizaje y socialización.
1. Las aulas como único espacio educativo
La UNESCO (1999) establece guías y manuales con los requerimientos arquitectónicos
deseables para un espacio educativo, pero a pesar de que han acumulado una vasta experiencia
en la investigación, planificación y diseño de edificios y mobiliario educativo (publicando en
1962 el primer programa al respecto) estos conocimientos se centran en las aulas y se olvidan
de las posibilidades de reflexión y aprendizaje que existen fuera del contexto escolar.
A pesar de que todos los esfuerzos se centran en este único espacio de reflexión comunitaria,
es común que estos dejen mucho que desear. Un café filosófico usualmente requiere de un
acomodo de los participantes en círculo, pues el diálogo se da mejor viéndonos las caras y el
arreglo del mobiliario no debe invitar a los cafepensadores a pensar en el animador como una
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autoridad que posee las respuestas a las preguntas que ella misma formula. Varias universidades
tienen aulas en forma de gradas con asientos fijos, ideales para escuchar una conferencia pero
incómodos para platicar entre los que las ocupan. Al explorar edificaciones escolares podemos
encontrar columnas en medio del salón y espacios sofocantes con mala ventilación en donde el
calor encerrado hace que sus estudiantes se queden dormidos. Producto de no reconocer la
importancia de los espacios y relegarla a un segundo plano, hemos descuidado las necesidades
físicas de los educandos. “Ello es consecuencia, en parte, del hábito generalizado de utilizar la
variable inteligencia como factor explicativo del éxito en los procesos educativos y sociales”
(García del Dujo, 2004, p. 263), priorizando las reformas en contenidos y formación docente,
y relegando al cuerpo como medio de transporte del intelecto.
Cuando en Filosofía en la Ciudad nos planteamos el reto de sacar la filosofía de las aulas y la
academia, quizás no dimensionamos en justa medida que si dentro existían deficiencias, fuera
de ellas son muy pocos los espacios que están pensados para el diálogo y que por lo tanto
propician la reflexión filosófica. Las instituciones se olvidan del importante rol de la planeación
urbana en el desarrollo de la cultura y limitan los espacios educativos a las escuelas y
universidades.
2. El diálogo en las cafeterías
Ante esta situación es de esperarse que la filosofía errante haya encontrado refugio en aquellos
espacios de sociabilidad donde el diálogo sigue siendo la actividad principal: las cafeterías.
Durante la Revolución Industrial la distancia física y social entre el hogar y el espacio de trabajo
aumentaron, y se convirtieron en las anclas de nuestra vida cotidiana. El movimiento exclusivo
entre estos dos círculos carece de ambientes en los que las personas puedan ampliar sus
horizontes y construir comunidad. Estos espacios visitados de forma rutinaria limitan las
actividades de los individuos a los requerimientos sociales que el entorno les exige: trabajar y
atender a la familia (Oldenburg, 2013, p. 8). Es por esto que nos vemos en la necesidad de
habitar un tercer espacio que permita la espontaneidad y el encuentro con personas fuera de
nuestro círculo habitual.
“Los cafés no son sólo establecimientos en los que se sirve café, sino refugios que acogen a
quienes quieren sustraerse del ajetreo cotidiano, de la familia o del trabajo, interrumpir la
cotidianidad de la vida(Charabati, 2019, p.68). Al ser espacios de consumo relativamente
accesibles, las cafeterías congregan a personas de distintos círculos económicos, etarios y de
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experiencia. La invitación a pasar largos periodos de tiempo acompañados de una taza de café
permite que las conversaciones cambien y se alarguen a placer, concediendo la posibilidad de
pasar de un intercambio de opiniones a uno de reflexiones filosóficas. La protección del
ambiente externo, el acceso a internet, alimentos y una disposición flexible del mobiliario hacen
de las cafeterías un ambiente idóneo para la interacción. Es por ello que surgen en estos espacios
los cafés filosóficos.
Pero sin duda hay que reflexionar por que nuestro espacio de refugio es uno que cobra, aunque
en ocasiones sea económico, por ser ocupado y no es un espacio público sino uno privado. El
programa ONU-Habitat describió a los espacios públicos como “lugares de propiedad pública
o de uso público, accesibles y agradables por todos de forma gratuita y sin afán de lucro” (2015,
p. 1). Quizás la respuesta se encuentre en parte en esa definición que alumbra la carencia de
espacios que cumplan todas esas características de manera simultánea.
3. Terceros espacios: espacios filosóficos
El sociólogo Ray Oldenburg (2013) introduce el concepto de third places (terceros espacios)
como los sitios en los que se intercambian opiniones, se pasa un buen rato y se construyen
relaciones. Para este autor el primer espacio corresponde al hogar y el segundo al trabajo,
espacios atados a funciones preestablecidas socialmente. Puesto que la filosofía necesita de
encuentros reflexivos más que rutinarios para poder llevarse a esta existe, en su mayoría, en
estos terceros lugares. Aún dentro de los espacios escolares es común que lo que se haga sea
enseñar doctrinas o textos filosóficos, más que ejercitarse en la práctica misma de filosofar,
perspectiva reflejada en el diseño de aulas que privilegian la escucha pasiva de aquellos
receptores de enseñanzas. (Stuart Butler and Cameron Diaz, 2016).
Dejando de lado las cafeterías son pocos los espacios donde nuestro objetivo como Filosofía en
la Ciudad puede realizarse. Los lugares públicos actuales ya no son espacios de encuentro, sino
espacios de transición que nos llevan del hogar al trabajo. El urbanismo actual diseña a favor
de los carros y los traslados rápidos, anteponiendo la eficiencia al confort para aumentar la
productividad de sus habitantes. Un espacio público debe ser “caminable” y considerar aquellos
factores que afectan la transitabilidad [que] incluyen, pero no se limitan a: la conectividad de
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la calle; mezcla del uso del suelo; densidad residencial; presencia de árboles y la vegetación;
frecuencia y variedad de edificios, entradas y otras sensaciones a lo largo de las fachadas de la
calle” (ONU-Habitat, 2015, p.1). Elementos urbanos que invitan a que un espacio público pase
de ser uno de transición a uno de encuentro. Si pensamos en las cualidades que propician que
los vecinos de mi colonia se detengan a conversar, elementos simples como espacios de sombra,
banquetas amplias y negocios locales tienen una importancia muchas veces pasada por alto.
“Los espacios son quienes fundamentan de forma decisiva las acciones de los individuos y de
los grupos” (García del Dujo, 2004, p. 265) por lo que en muchas ocasiones no es fortuita la
elección de convivir con las personas de tu entorno, sino que es una acción privilegiada o no en
el diseño urbano. La creación de espacios virtuales, las largas distancias que existen en la ciudad
y las rutinas usualmente agotadoras, han contribuido en la desaparición de los lugares públicos
como terceros lugares de encuentro. Si nos remontamos a los diálogos socráticos antiguos la
calle era el principal punto de encuentro y la vida de los individuos su contenido. Esto es aún
mas veraz en la actualidad si tomamos como verdadera la afirmación de que los diálogos
socráticos modernos son constructivos más que revelatorios y necesitan de la participación de
los presentes para llevarse a cabo (Candiotto, 2013, p. 10).
4. Corporalidad y reflexión filosófica
Al igual que en el salón de clases los participantes de un café filosófico no son sólo sujetos
pensantes sino sujetos con corporalidad, que necesitan un espacio y condiciones físicas para
desarrollar su actividad. Cuando esta se siente acogida la mente puede enfocarse en las
preguntas del animador del café y los ánimos de estar en espacio agradable aumentan la
disposición a la escucha de posturas contrastantes a la propia. Versus un espacio con
sensaciones desagradables como olores, temperaturas elevadas o riesgo físico que ocupan la
atención del concurrente. Si queremos sacar la filosofía de las aulas debemos comenzar a exigir
la creación de espacios a donde podamos llevarla. Cualquier transformación socio-educativa
debe tener su correlato en una coherente adecuación de la estructura espacial (García del Dujo,
2004, p. 258).
Un espacio público, entendido en la definición dada anteriormente, genera igualdad y
direcciona hacia un enfoque participativo siempre y cuando esté en el centro de su diseño el
transeunte junto con sus necesidades espaciales. “Los espacios públicos deben ser vistos como
zonas multifuncionales para la interacción social, el intercambio económico y cultural entre la
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expresión de una amplia diversidad de personas y deben ser diseñados y manejados para
asegurar el desarrollo humano, la construcción de sociedades pacíficas y democráticas y la
promoción de la diversidad cultural” (ONU-Habitat, 2015, p. 5). A pesar de la prisa
demandante de las zonas urbanas debemos recordar que las calles, y las plazas son espacios
públicos que deberían poseer la potencialidad de cumplir con aquellas funciones.
Un ejemplo de la importancia de participar en estos espacios son los cafés filosóficos que se
dan en una palapa rentada de la Alameda Oriente cada domingo por la tarde. La peculiaridad
de este grupo muestra la vitalidad de los vecindarios que cuentan con un espacio de encuentro.
Inicialmente motivado por el PILARES donde trabajaba, Juan Carlos retomó el animar cafés
filosóficos en este lugar con la esperanza de que prosiguieran con éxito. El primer café que dió
en este intento fue con un sólo participante, suficiente para motivarlo a volver la siguiente
semana. Él cuenta cómo progresivamente el grupo de habituales fue aumentando y su
vinculación con los cafés también. Al cierre del PILARES de la zona el café filosófico fue un
punto de encuentro para pelear su reapertura.
A primera vista, este espacio donde las bancas son de concreto y los baños cierran temprano,
pareciera no concordar con la atención a las necesidades corpóreas de los cafepensadores que
se plantea en este artículo. Pero este lugar no necesitaba preocuparse por todas las demandas
físicas, sino que bastaba con que les proporcionara sombra, un lugar para sentarse, una vista
agradable rodeados de naturaleza y un eco que facilitaba la escucha de cada uno de los asistentes
para que estos crearan comunidad. Este espacio los invitaba a hacer una cosa: quedarse y pasar
el tiempo, elemento indispensable para el diálogo y el aprendizaje.
En cuanto a términos arquitectónicos “el establecimiento educacional se diseñará para tener un
ambiente acogedor más que institucional” (UNESCO, 1999, p. 147). Para hacer filosofía no se
necesita de un auditorio, una sala de conferencias o de un aula, la filosofía ha existido desde
siempre y se ha dado también fuera de los espacios académicos necesitando únicamente de un
espacio de sensaciones agradables que invitan a aquel dispuesto a cuestionarse a quedarse sin
ningún fin en especial más que el de pensar.
Conclusiones
La importancia de que existan “terceros lugares” es vital para los cafés filosóficos, pero
propiciar estos espacios debe ser una tarea interdisciplinar en la que los urbanistas y arquitectos
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se cuestionen pedagógicamente en cuanto a las relaciones que se permiten o dificultan según el
diseño de sus espacios. Creer que estos espacios de comercio son suficientes permite que se
transforme en privilegio el desarrollo personal y comunitario, por lo que a la par debemos poner
la mira en espacios públicos gratuitos.
Las instituciones educativas y culturales no son los únicos espacios educativos existentes dentro
de las ciudades. Volverse uno está ligado a la sensación acogedora del lugar y la participación
de agentes educativos como talleristas o animadores de cafés que constantemente se encuentran
limitados a pedir permisos o llegar a acuerdos para desarrollar sus actividades porque ningún
espacio les es propio.
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Referencias
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contemporary method. En The Encyclopaedia of Educational Philosophy and Theory.
EEPAT. pp. 1-12. Disponible en: https://iris.unive.it/handle/10278/42816
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GARCÍA DEL DUJO, Ángel; MUÑOZ RODRIGUEZ, José Manuel. (2004). “Pedagogía de
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