Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
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fuese] y a mis ojos sigues siendo la misma persona que conocí”, sin embargo, hay dos
problemas con esto: 1) la persona que se conoció en el pasado estaba constituida por otras
células que se fueron desperdigando por el mundo y cambiando por otras, por lo que
físicamente, no podríamos decir que soy aquello que fui hace 7 años (por dar un ejemplo
determinado); y, 2) Suponiendo el mismo tiempo, hace 7 años la mente de aquel que se
conoció justificaba otras creencias con las que yo ahora puedo, o no estar de acuerdo, además
que las vivencias que pasaron, me han dado nuevas ideas y aprendizajes, por lo que en lo
cognitivo tampoco parece haber un fundamento para decir que una persona prevalece como
“ella misma” a lo largo del tiempo.
Bajo lo dicho, podemos establecer que hay una contradicción lógica en la idea de que
alguien pueda permanecer como él mismo a través del tiempo, debido a que no hay nada en
su constitución física que permanezca siendo igual y tampoco en su constitución cognitiva
permanece algo inmutable. Como podemos observar, la identidad es un concepto que dadas
las características para que se cumplan parece un tanto paradójico porque, o es como dijimos
antes, es decir una permanencia inmutable, o, por otro lado, algo que puede adaptarse a los
cambios.
En el cuento de Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas, se nos presenta esta
misma problemática con la que ahora nos hemos encontrado, la protagonista de la obra en
varios momentos nota los cambios que han ocurrido en ella, y se cuestiona sobre su propia
identidad, al grado de pensar que se convirtió en Mabel por haber olvidado cosas que creía
saber, o sentirse extraña por los cambios físicos que le ha provocado el ingerir alimentos del
lugar mágico donde ha ido a caer, uno de los momentos en que se vuelve más consciente de
estos cambios es cuando se encuentra con el personaje de la oruga, ella logra identificar que:
“apenas sé [ella sabe], señora, lo que soy en este momento… Sí sé quién era al levantarme
esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces. (…) Temo que no
puedo aclarar nada conmigo misma, señora, porque yo no soy yo misma, ya lo ve” (Carroll,
2003, p. 42). Dado que el escritor era un lógico, es normal pensar que a través de esta historia
nos invita a reflexionar sobre la concepción de la identidad que era un concepto problemático
ya en aquel entonces y, de hecho, sigue siéndolo.
Ahora, hemos de hablar en términos lógicos de la paradoja que se nos presenta:
tenemos a Alicia, a la cual presentaremos como “a” en el momento en que se conoce a sí
misma, y podemos afirmar que en este momento “a = a”, pero, una vez que Alicia pasa por
los cambios físicos y mentales, conformaremos a Alicia como “b”, en el primer momento no
podemos decir que “a = b”, porque sería una contradicción lógica, sin embargo, en el segundo
momento tenemos la necesidad de que “a = b”, porque debe haber algo que permanezca entre