Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
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DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v10i11.68
Artículo académico
Las Paradojas en Alicia en el País de las Maravillas: Un café filosófico
sobre la identidad
The Paradoxes in Alice in Wonderland: A Philosophical Coffee on
Identity
Paradoxos em Alice no País das Maravilhas: Um café filosófico sobre
identidade
*Eduardo Cervantes Carreto. ID. 0009-0008-8635-6716
**José E. Martínez Betanzos. ID. 0009-0007-1681-6724
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, CDMX,
México. Email: lalofilosofia@gmail.com, eddykrigger@comunidad.unam.mx
Resumen
El objetivo central de este artículo es mostrar la investigación llevada a cabo para el café
filosófico “Las paradojas en Alicia en el País de las Maravillas”, celebrado en el Encuentro
Érase una vez con motivo del séptimo aniversario de Filosofía en la Ciudad. Ahora bien, con
respecto al cuerpo de artículo son dos los propósitos. El primero es plantear entre los
asistentes al café la semilla de la duda sobre temas como la identidad, la permanencia y el
cambio, el segundo, mostrar que las paradojas, pueden romper nuestra cotidianidad y
ayudarnos a pensar diferente sobre esta. Para lograr lo anterior, en el primer apartado
analizamos el concepto de paradoja desde la óptica de Deleuze, en el segundo, expusimos
algunas paradojas contenidas en Alicia en el país de las maravillas y otros textos como el
Quijote de la Mancha, en el tercero analizamos la paradoja de la identidad desde las teorías
de Locke hasta las más recientes como la teoría de la identidad relacional y, en el último,
expusimos algunas de las preguntas guía que nos ayudaron a llevar la discusión en el filocafé.
Al final, dadas las participaciones del público, se puede concluir que los asistentes al café
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filosófico intentaron pensar diferente su cotidianidad y su propio ser, desde la figura de la
paradoja.
Palabras clave: paradoja, analítica del sentido, sentido común, sinsentido, identidad.
Abstract
The central objective of this article is to showcase the research carried out for the
philosophical coffee gathering on "Paradoxes in Alice in Wonderland," which took place
during the event Once Upon a Time on the seventh anniversary of Philosophy in the City.
Now then, regarding the body of the article, there are two main purposes. The first one is to
plant the seed of doubt among the attendees of the coffee meeting about subjects like identity,
permanence, and change, and the second one is to demonstrate that paradoxes can disrupt our
everyday life and help us think differently about it. To achieve the aforementioned goals, in
the first section, we analyze the concept of paradox from Deleuze's perspective; in the second
section, we present some paradoxes found in Alice in Wonderland and other texts like Don
Quixote; in the third section, we delve into the paradox of identity from theories like Locke's
to more recent ones like the relational identity theory; and finally, in the last section, we
outline some guiding questions that aided the discussion during the philosophical coffee. In
conclusion, considering the contributions of the audience, it can be inferred that the
participants of the philosophical coffee gathering attempted to rethink their everyday life and
their own being through the lens of paradox.
Keywords: paradox, analytic of sense, common sense, nonsense, identity.
Resumo
O objetivo central deste artigo é apresentar a pesquisa realizada para o ca filosófico
“Paradoxos em Alice no País das Maravilhas”, realizado durante o Encontro Era Uma Vez,
em comemoração ao sétimo aniversário do projeto Filosofia na Cidade. O artigo tem dois
propósitos. O primeiro é plantar a semente da dúvida entre os participantes do café a respeito
de temas como identidade, permanência e mudança; o segundo é demonstrar que os paradoxos
podem perturbar nossas rotinas diárias e nos ajudar a pensar de forma diferente sobre elas.
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Para atingir esses objetivos, na primeira seção analisamos o conceito de paradoxo sob a
perspectiva de Deleuze; na segunda, apresentamos alguns paradoxos presentes em Alice no
País das Maravilhas e em outros textos, como Dom Quixote; na terceira, analisamos o
paradoxo da identidade desde as teorias de Locke até as mais recentes, como a teoria da
identidade relacional; e, por fim, apresentamos algumas das questões norteadoras que nos
ajudaram a conduzir a discussão no café filosófico. Em suma, dada a participação do público,
pode-se concluir que os frequentadores do café filosófico buscaram refletir sobre suas vidas
cotidianas e sobre sua própria existência, através da lente do paradoxo.
Palavras-chave: paradoxo, analítica do sentido, senso comum, nonsense, identidade.
Enviado: 6 junio 2023
Aprobación: 21 julio 2023
Publicado: 07 agosto 2023
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Introducción.
En el marco del encuentro Érase una vez, llevado a cabo el 26 de mayo de 2023 con motivo
del séptimo aniversario del seminario de Filosofía en la Ciudad, cuya temática estaba
enfocada en cuentos de hadas y otras historias relacionadas, nos propusimos entablar un
diálogo sobre las paradojas que hay en el texto de Alicia en el país de las maravillas y la
manera en la que éstas irrumpen en nuestra comprensión de la realidad. Para ello dimos un
breve contexto de lo que significan las paradojas, también mostramos algunas de las que
contienen las páginas de Alicia y comentamos algunas posturas filosóficas sobre dichas
paradojas para, después, abrir paso a un diálogo argumentado y empático en el que los
asistentes pudieron compartir sus ideas al respecto.
Nuestro objetivo general es plantar la semilla de la duda para que los cafépensadores
puedan reflexionar en torno a situaciones paradójicas que vienen a romper nuestras nociones
comunes. Para ello, realizamos una investigación sobre las paradojas, así como algunas de
las que aparecen en el texto de Alicia escrito por Lewis Carroll y un análisis filosófico desde
la postura de Deleuze. Sin embargo, en la que más nos detuvimos fue en la paradoja de la
identidad. Pues este tema puede acercarnos a pensar temas como el cambio y la permanencia
o aquello somos nosotros mismos desde un ámbito poco cotidiano. Y, de este modo,
acercarnos a la misión socrática de la filosofía: conocernos a nosotros mismos.
Ahora bien, este artículo posee cuatro apartados, los tres primeros abonan para
esclarecer el objetivo principal:
1) “¿Qué es una paradoja?”: En donde el objetivo principal es esclarecer el funcionamiento
de las paradojas, como es que estás se presentan ante nosotros de distintas formas y el cómo
afectan nuestra manera de percibir el mundo.
2) “Las paradojas en Alicia”: Aquí hacemos la presentación de algunas paradojas que se
presentan en el texto de Alicia, mostrando como es que a través de ellas juega el autor con
el sinsentido que se encuentra en aquello que parece tener sentido, en este apartado igual se
busca establecer que hay formas distintas de abordar un problema y que hay soluciones que
rompen con la norma.
3) “La paradoja de la identidad”: La paradoja de la identidad es una que se ve presente en
todo el texto de Alicia…, es por ello por lo que este apartado tiene un carácter distinto y ha
tenido un mayor espacio a distinción de otras paradojas presentadas en el texto. En esta, el
objetivo principal, es mostrar que aún dentro de conceptos cercanos a nosotros pueden
presentar problemas a la hora de tratar de concebirlos, en este apartado hemos trabajado dos
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posibles respuestas a aquello que conforma nuestra identidad, donde una es antítesis de la otra
y aún con ello hay ciertas similitudes de las que se fundamentan.
Mientras que, el cuarto apartado es secundario y funciona como una ejemplificación las
preguntas que se pueden seguir en un dialogo sobre el tema:
4) “Preguntas para propiciar el dialogo”.
1. ¿Qué es una paradoja?
Lo primero que hay que aclarar es el concepto de paradoja. A grandes rasgos podría decirse
que las paradojas son oraciones, ideas o situaciones que entrañan una especie de
contradicción. Su propia etimología lo indica: “lo contrario a la opinión de lo demás”
(Ferrater Mora, 1964, p. 888). Quizá uno de los ejemplos más famosos ayude a comprender
el termino, a saber, la paradoja del mentiroso que reza del siguiente modo: “Esta oración es
falsa”. Si pensamos que la oración es verdadera, se estaría diciendo lo contrario de lo que
afirma, por lo que resultaría ser falsa y, viceversa, si pensamos que es falsa paradójicamente
se volvería verdadera. Esto porque el valor lógico de verdad choca con su valor semántico.
El valor lógico de la significación o demostración entendida de este modo no es ya
la verdad, como lo muestra el modo hipotético de las implicaciones, sino la
condición de verdad, el conjunto de condiciones bajo las que una proposición
«sería» verdadera. (Deleuze, 1989, p. 37).
Bajo las normas de la lógica proposicional, una proposición (p) tiene dos posibles valores
de verdad, puede ser verdadera o falsa, si es verdadera su contraria (negación) es falsa y
viceversa. A esta oración no se le pueden atribuir valores de verdad, puesto que, asignarle
cualquiera resultaría en su contrario, debido a la interpretación semántica que posee la
proposición (p): “Esta oración es falsa”.
Una paradoja similar describe Cervantes en el Quijote de la Mancha, cuando le
plantean a Sancho Panza el dilema de un puente en el que para cruzar, las personas debían
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decir hacia dónde iban y si mentían los ahorcaban, en cambio, si decían la verdad los dejaban
pasar. Un día un hombre juró que iba a ser ahorcado, los jueces al deliberar sobre su juramento
se dieron cuenta de que si lo dejaban pasar, debían condenarlo a muerte por mentir, pero al
ser condenado a morir en la horca estaría diciendo la verdad, por lo que tendrían que dejarlo
libre y al ser liberado mentiría nuevamente, creando un bucle que el buen Sancho Panza
soluciona recurriendo a la misericordia y ordena que lo dejen en libertad, pues para él, por
recomendación de Don Quijote, es mejor hacer el bien que el mal. (Cervantes, 1998).
Como puede verse, las paradojas son algo que en cierto modo contradice los sistemas
de creencias que tenemos y hay de múltiples tipos: las hay en la literatura como la llamada
paradoja del abuelo, existen en las ciencias como el experimento mental del gato de
Schrödinger, en los diferentes sistemas lógicos pueden encontrarse algunas muy interesantes,
como la paradoja del barbero o la del hotel infinito. Lo que tienen en común es que son
disruptivas, trastocan nuestra manera de ver el mundo, como afirma el filósofo francés Gilles
Deleuze: “La paradoja es primeramente lo que destruye al buen sentido como sentido único,
pero luego es lo que destruye al sentido común como asignación de identidades fijas.”
(Deleuze, 1989, p. 27). Es decir, las paradojas rompen el sentido único.
2. Las paradojas en Alicia
Las paradojas que aparecen en la obra de Lewis Carroll siguen con la regla de romper el
sentido, y es por ello por lo que Deleuze les dedica un libro (entre otras como las de los
estoicos o la paradoja de Lévi-Strauss) llamado: Lógica del sentido. Estas, aunque parten de
un mundo cuya lógica es muy distinta a la nuestra, pueden plantearnos dilemas en la realidad
cotidiana. La paradoja de la carrera loca da cuenta de ello. En nuestra cotidianidad una carrera
tiene un objetivo: poner a competir a diferentes atletas para determinar al más rápido y, por
ende, a un ganador. La carrera loca, en cambio, contradice todo lo que sabemos de una carrera.
No hay punto de salida, no hay punto de llegada, todos corren la distancia que quieren y al
final todos ganan o, también, puede convertirse en una carrera que se extiende hasta el infinito
(Deleuze, 1989, p. 53). Así describe Carroll el evento:
Primero trazó una pista para la carrera, más o menos un círculo (“la forma exacta no
tiene importancia”, dijo) y después todo el grupo se fue colocando aquí y allá a lo largo
de la pista. No hubo el “a la una, a las dos, a las tres, ya”, sino que todos empezaron a
correr como quisieron, y cada uno paró cuando quiso, de modo que no era fácil saber
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cuándo terminaba la carrera. Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos
media hora, y volvían a estar secos, el Dodo dijo súbitamente:
¡La carrera ha terminado!
Y todos se agruparon jadeantes a su alrededor, preguntando:
—Pero… ¿Quién ha ganado?
[…]
Todos hemos ganado, y todos tenemos que recibir un premio. (Carroll, 2003, p.
25).
Si bien la carrera loca nace de una necesidad diferente, pues Alicia y los demás
animales estaban mojados y querían secarse, la idea de una carrera así no deja de irrumpir en
nuestra noción (sentido común): ¿por qué en las carreras no pueden ganar todos?, ¿es
necesario encontrar a los más fuertes, más rápidos, etc.?, ¿hay que competir para ganar o para
disfrutar?, ¿sólo algunos son dignos de competir?, son algunas de las ltiples preguntas que
podríamos formularnos a partir de esta lectura de Alicia.
El acontecimiento, como lo llama Deleuze, es el sentido mismo (que corre en todas
direcciones) que presupone la comprensión. La paradoja, como momento disruptivo, une el
sentido con el sinsentido (Deleuze, 1989, p. 86), descubre las contradicciones en los sistemas
de creencias y lo transforma, ya sea que lo deforme o lo reforme. La paradoja rompe el sentido
único y muestra el devenir-loco de posibilidades, por eso Alicia, al afrontar estas nuevas y
extraordinarias situaciones, se disocia de misma, pierde su identidad que poco a poco irá
recobrando bajo nuevas categorías. (Deleuze, 1989, pp. 116 123) Repitió esta palabra dos
o tres veces para sí, sintiéndose orgullosa de ella: Alicia pensaba, y con razón, que muy pocas
niñas de su edad podían saber su significado (Carroll, 2003, p. 107).
Quizá por eso Alicia fascina tanto, porque muestra el sinsentido del sentido y
viceversa, (Vid. Carroll, 2003, p. 9) muestra cómo se complementan. Como la paradoja que
se nos presenta entre Alicia y el Gato cuando le pregunta por el camino para salir del lugar
en el que estaba. El Gato le responde que eso depende del lugar al que quiera llegar, como
Alicia no sabe hacia donde quiere ir, el Gato le responde que entonces no importa mucho el
camino que se tome, pues si avanza lo suficiente saldrá de “ahí” (Carroll, 2003, p. 59 60).
Esto porque tome el camino que tome, saldría de ahí, pero sin llegar a ningún lado concreto,
pues al ser todos los espacios desconocidos, no importaba mucho en donde estuviera. Para
solucionar su situación Alicia decide hacer un par de preguntas que la ayuden orientarse y
tomar una decisión. Las posibilidades del sentido salen a relucir cuando se muestra el carácter
paradójico.
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La escena recuerda un poco al diálogo que sostienen Menón y Sócrates sobre el ser
de la virtud. En un punto de esta discusión, Menón pregunta lo siguiente: “¿Y de qué manera
buscarás, Sócrates, aquello que ignoras totalmente qué es? ¿Cuál de las cosas que ignoras vas
a proponerte como objeto de tu búsqueda? Porque si dieras efectiva y ciertamente con ella,
¿cómo advertirás, en efecto, que es esa cosa que buscas, desde el momento en que no la
conocías?”, (Platón, Menón, 80d), a lo que Sócrates responde que si ese fuera el caso, el de
que una persona que no sabe lo que busca, no pudiera encontrar aquello que busca, entonces:
“ni podría buscar lo que sabe puesto que ya lo sabe, y no hay necesidad alguna entonces
de búsqueda, ni tampoco lo que no sabe puesto que, en tal caso, ni sabe lo que ha de
buscar” (Platón, Menón, 80e). De este modo, aunque pareciera que por desconocer aquello
que es la virtud, no podría encontrarla (cosa harto difícil por cierto), sin embargo, se pueden
idear caminos (mayéutica) para acercarse a ella.
Tanto Sancho Panza como Sócrates y Alicia muestran que es posible salir de estas
situaciones aporéticas o paradójicas y aunque uno en principio no se sepa, se puede llegar
saber. Las paradojas, por seguir con los análisis de Deleuze, estiran el sentido, por ello mismo
no sólo presentan problemas, sino que pueden traer soluciones que de forma normal no se
tendrían, soluciones que rompen la norma y dan paso a la novedad, a la mutación, a la
apertura.
3. La paradoja de la identidad.
A continuación, trataremos de hacer un análisis más detallado de la paradoja de la identidad,
esto porque da paso a comprender una idea que parece de sentido común, pues más o menos
todos nos sabemos a nosotros mismos y nos recordamos como uno sólo a lo largo del tiempo,
puede resultar tan contradictoria. Basta echar un vistazo sobre la idea de identidad para que
salgan a relucir algunas paradojas como cuando Alicia cree haber cambiado tanto que devino
Mabel (una amiga del colegio) (Carroll, 2003, p. 17).
Todo aquello que existe parece que consta de una esencia inmutable, o alguna cosa
que la determine a los objetos o entidades, así las personas tenemos el poder de otorgarle un
símbolo que les identifica en nuestro lenguaje, esto de igual manera ocurre con nosotros como
individuos y la pregunta es: ¿hay algo verdaderamente inmutable en nuestra construcción
como personas? Esta pregunta pareciera un poco carente de sentido, ya que, a primera
instancia podemos decir: “yo te he visto crecer desde que te conozco [fuese el tiempo que
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fuese] y a mis ojos sigues siendo la misma persona que conocí”, sin embargo, hay dos
problemas con esto: 1) la persona que se conoció en el pasado estaba constituida por otras
células que se fueron desperdigando por el mundo y cambiando por otras, por lo que
físicamente, no podríamos decir que soy aquello que fui hace 7 años (por dar un ejemplo
determinado); y, 2) Suponiendo el mismo tiempo, hace 7 años la mente de aquel que se
conoció justificaba otras creencias con las que yo ahora puedo, o no estar de acuerdo, además
que las vivencias que pasaron, me han dado nuevas ideas y aprendizajes, por lo que en lo
cognitivo tampoco parece haber un fundamento para decir que una persona prevalece como
“ella misma” a lo largo del tiempo.
Bajo lo dicho, podemos establecer que hay una contradicción lógica en la idea de que
alguien pueda permanecer como él mismo a través del tiempo, debido a que no hay nada en
su constitución física que permanezca siendo igual y tampoco en su constitución cognitiva
permanece algo inmutable. Como podemos observar, la identidad es un concepto que dadas
las características para que se cumplan parece un tanto paradójico porque, o es como dijimos
antes, es decir una permanencia inmutable, o, por otro lado, algo que puede adaptarse a los
cambios.
En el cuento de Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas, se nos presenta esta
misma problemática con la que ahora nos hemos encontrado, la protagonista de la obra en
varios momentos nota los cambios que han ocurrido en ella, y se cuestiona sobre su propia
identidad, al grado de pensar que se convirtió en Mabel por haber olvidado cosas que creía
saber, o sentirse extraña por los cambios físicos que le ha provocado el ingerir alimentos del
lugar mágico donde ha ido a caer, uno de los momentos en que se vuelve más consciente de
estos cambios es cuando se encuentra con el personaje de la oruga, ella logra identificar que:
“apenas [ella sabe], señora, lo que soy en este momento… quién era al levantarme
esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces. (…) Temo que no
puedo aclarar nada conmigo misma, señora, porque yo no soy yo misma, ya lo ve” (Carroll,
2003, p. 42). Dado que el escritor era un lógico, es normal pensar que a través de esta historia
nos invita a reflexionar sobre la concepción de la identidad que era un concepto problemático
ya en aquel entonces y, de hecho, sigue siéndolo.
Ahora, hemos de hablar en términos lógicos de la paradoja que se nos presenta:
tenemos a Alicia, a la cual presentaremos como “a” en el momento en que se conoce a
misma, y podemos afirmar que en este momento “a = a”, pero, una vez que Alicia pasa por
los cambios físicos y mentales, conformaremos a Alicia como “b”, en el primer momento no
podemos decir que “a = b”, porque sería una contradicción lógica, sin embargo, en el segundo
momento tenemos la necesidad de que “a = b”, porque debe haber algo que permanezca entre
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Alicia “a” y “b”.
Frege, nos muestra en su libro Fundamentos de la aritmética que un objeto “x” es
idéntico a un objeto “y” si y solo si todas las propiedades que posee “x” son también
propiedades de “y”, y viceversa. (Frege, 1983, p. 92) Aunque esta afirmación fue la que
derrumbó el sistema filosófico que fundamentó. Al pensar a “x” y “y” como conjuntos, es
que podemos dar un paso a las posibles soluciones de nuestro problema sobre lo que pudiese
ser la identidad.
El hecho anterior nos ayuda a ver un error que teníamos al entender a Alicia “a” y “b”
como dos entidades distintas entre sí, dado que verlo de esta forma imposibilitaría en todo
contexto la noción de identidad, porque el objeto “a” y el “b” que conforman a la entidad
nunca podrán ser exactamente iguales, por lo que la forma correcta de entender a Alicia es
como un conjunto que este compuesto por fases, en este caso temporales o espaciales. Bajo
este esquema es que tenemos dos posibles aproximaciones que nos dictan aquello que es la
identidad, por un lado, la teoría de identidad a través del tiempo y por otro la versión
relacional, ambas aceptan que existen entidades u objetos que están compuestos por estas
llamadas fases, lo cual genera cierta permanencia, aunque no exista una fase que sea igual a
la anterior.
La teoría de la identidad a través del tiempo puede ser explicada desde Locke y esta
dictamina que la identidad depende de la conciencia y la memoria (Locke, 2005, pp. 310 -
312). En esta la conciencia tiene la capacidad de entrelazar las fases temporales y espaciales
que determinan la identidad personal, ya que a través de ella se tiene la capacidad de
relacionar las percepciones y los pensamientos (pasados y presentes); por otro lado, la
memoria limita el alcance de estas percepciones y pensamientos, y solo a través de la
capacidad de recordar es que podemos establecer que una cosa es la misma, y que nosotros
también lo somos. Esta teoría ha sido descalificada de insuficiente a lo largo del tiempo, pero
para David Armstrong hay una forma desde la cual se puede defender, esto es a través de la
consideración de la causalidad ontológica de los análisis realizados por Hume (Armstrong,
1980, pág. 75).
La teoría relacional de la identidad puede considerarse contraria a la anterior, y en ella
se dice que la identidad no es algo definido, o fijo, sino que a través de las relaciones con los
demás y el mundo que nos rodea, hemos de formarla. La identidad al ser dinámica ha de
cambiar a medida que interactuamos con otras situaciones, contextos y también otras
personas, por lo que se puede considerar una que la identidad a partir de esta interpretación
es un constructo social que depende totalmente de las relaciones humanas y con el entorno.
A este punto, ya tenemos dos posibles métodos para dar una respuesta a nuestra cuestión
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principal. De forma curiosa, el primero de estos métodos opta por aceptar como valido aquello
que en un inicio establecimos como contradictorio, teniendo como único medio para justificar
que existe algo inmutable en la consciencia a la “memoria”. Este primer método hace uso de
la memoria a manera de juicio, a través de esta es que se pueden realizar comparaciones de
las distintas fases por las que “nosotros” (individuos) hemos pasado y así establecer que
seguimos siendo la misma persona. El segundo de estos métodos podría considerarse una
antítesis del primero, ya que presupone que no existe ninguna permanencia en nuestra
constitución como individuos. En este caso, la identidad no puede caber en los procesos
mentales, o en los cambios físicos, sino que ha de recaer en un conjunto de elementos distintos
a los puramente individuales, aquí las interacciones que se tienen con el entorno y otras
personas figuran como algo más importante en la constitución de la identidad, porque es a
través de ello que podemos establecer nuestra individualidad. En ambos casos, como ya
hemos dicho, no podemos negar que estamos compuestos por fases temporales y espaciales,
esto nos lleva a considerar que
independientemente del método por el que optemos, somos conjuntos de nuestras fases. Solo
para continuar con nuestro ejemplo de Alicia, lógicamente nuestra protagonista se
conformaría como un conjunto de “a” y “b” y Alicia al momento de salir del país de las
Maravillas sería una especie de Objeto “F” que contiene en sí a las fases “a” y “b”, donde si
optamos por el primer camino, su individualidad se conformaría únicamente cuando ella se
pregunta por sí, y solo podría reconocerse como ella misma una vez que recuerde y reconozca
todas aquellas fases por las que paso en su sueño. Aunque si optamos por el camino relacional,
no tenemos que conocer todos los estímulos externos que nos determinan, pero debemos
ser conscientes de los momentos en que tenemos cambios tanto psicológicos, biológicos,
sociales y hasta geográficos por lo que Alicia seguirá siendo la misma, simplemente por notar
en que momentos ésta ha sufrido cambios en su caso particular. En este caso, el haberse
relacionado con personajes de ensueño, haber crecido como un árbol, haberse encogido como
ratón, el enfrentar adversidades en su trayecto y el simple hecho de que conoció el país de las
maravillas ha determinado la identidad de Alicia. Por fines prácticos, hemos restringido la
identidad de Alicia a dos fases “a” y “b” donde ambos son momentos distintos de nuestra
protagonista, sin embargo, no está de más aclarar que las fases que conforman la identidad
de Alicia y la nuestra, no son de carácter dual, ya que, la identidad de cualquiera se conforma
por una multiplicidad de fases distintas que se desprenden las unas de las otras.
Deleuze, para solucionar un poco las contradicciones entre identidad y devenir recurre
al término de singularidades, pues a diferencia de la identidad no es un término fijo. Lo
singular no es igual a lo idéntico, lo singular puede cambiar (desprenderse en fases) sin dejar
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de ser lo mismo.
En definitiva, la discusión sobre este concepto y sus contradicciones todavía da para
pensar mucho. Sin embargo, por cuestiones de espacio tenemos que cortar, no obstante, se
puede añadir que hemos cumplido nuestro cometido, mostrar que un concepto tan común a
todos entraña dentro de sí problemáticas serias.
4. Preguntas para propiciar el diálogo.
¿Conoces alguna paradoja, ya sea de Alicia o que la hayas visto o escuchado en algún otro
lado?, ¿Qué opinas de la interpretación del texto sobre las paradojas?, ¿tienes una visión
similar o diferente?, ¿habías escuchado algo al respecto sobre esta u otras paradojas
relacionadas con la identidad (paradoja del barco de Teseo)? ¿somos los mismos todo el
tiempo?, ¿si cambiamos dejamos de ser?, ¿existe un equilibrio entre cambio y permanencia?
Conclusiones
El propósito de este trabajo era mostrar que las paradojas rompen el sentido, pero no lo
disuelven, al contrario, resaltan sus matices y posibilitan nuevas formas de comprender la
realidad, puesto que muestran otras perspectivas que el sentido común oculta. Por lo que
explicamos en el cuerpo de este, creemos que se ha alcanzado, mostramos como algunas
nociones comunes pueden ser problematizadas gracias a las paradojas y, lejos de volverse
irresolubles, surgen posibles respuestas a partir de visiones que escapan a la norma.
En el diálogo, se abonaron otros ejemplos de paradojas que enriquecieron la idea de
ésta como un aparato para reconstruir el sentido de las cosas. Por ejemplo, una cafépensadora
nos habló de la contradicción heraclítea del río en el que no podemos meternos dos veces
(Heráclito, frag. B12). Esto mismo la llevó a reflexionar sobre si somos idénticos a nosotros
mismo a través del tiempo. Otra cafépensadora, gracias a este comentario habló de la paradoja
de la Reina Roja, que aparece en Alicia a través del espejo, en la que menciona que, para
poder permanecer en el mismo sitio, uno debe moverse y para poder avanzar debe ir el doble
de rápido. Ya que, le parecía que, si bien con el tiempo vamos cambiando de ideas o de
pensamientos, para cambiar radicalmente y dejar de ser los mismos, había que ir más rápido
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de lo que comúnmente andamos.
Otro ejemplo contundente que salió a colación fue el de un cafépensador que se
preguntaba si, cabría la posibilidad, de ser robots a los que, cuando nos vamos a dormir, les
actualizan nuestra identidad con memorias falsas, cosa nos llevó a reflexionar en torno a la
hipótesis de Hilary Putnam sobre los cerebros en cubetas.
En general, la discusión giró en un entorno de respeto a las ideas los otros, las personas
no sólo compartieron sus ideas o creencias, sino que intentaron argumentarlas, que es el fin
último al que aspiran los cafés filosóficos, llevar a sus asistentes a un estado de reflexión en
el que puedan analizar sus propias creencias junto con las de los demás.
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