Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
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DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v10i11.65
Entrevista
Entrevista a la Dra. Esther Charabati sobre la práctica de los cafés
filosóficos Interview with Phd. Esther Charabati on the practice of
philosophical coffee
Entrevista com a Dra. Esther Charabati sobre a prática dos cafés
*Luis Aarón Patiño Palafox. ID. 0000-0001-9398-1423
**Adolfo Israel Flores Ramírez. ID. 0000-0003-4152-7872
*Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, SUA, CDMX,
México. Email: lapp1979@gmail.com
**Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas,
CDMX, México. Email: polemospater@hotmail.com
Resumen
La entrevista con la Dra. Esther Charabati aborda el proyecto Filosofía en la Ciudad, iniciativa
de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que promueve los cafés filosóficos en
espacios públicos. Charabati relata que desde el año 2000 organiza semanalmente cafés en la
Cafebrería El Péndulo, experiencia que en 2016 se transformó en un seminario universitario
con estudiantes de pedagogía y filosofía. El proyecto se expandió a cafeterías, librerías, plazas,
parques y bibliotecas, especialmente la Vasconcelos, donde cada lunes se reúnen hasta 80
personas. Durante la pandemia, los cafés se trasladaron a Zoom, alcanzando públicos
internacionales y consolidando la práctica con maratones temáticos. El equipo, integrado por
estudiantes y profesionales de diversas disciplinas, ha multiplicado los espacios: PILARES,
Casas del Adulto Mayor, ferias del libro y festivales culturales. En 2022 realizaron más de
700 cafés filosóficos. También desarrollan talleres de filosofía para niños y un manual
metodológico. Los cafés se caracterizan por su horizontalidad, diversidad de participantes y
el papel central del animador, quien formula preguntas para detonar el debate y fomentar
pensamiento crítico. No son clases magistrales ni conferencias, sino diálogos accesibles que
buscan problematizar la realidad y generar nuevas preguntas. La práctica se inscribe en la
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educación no formal, pues no responde a programas oficiales ni otorga certificaciones, pero
desarrolla habilidades como escucha, tolerancia y argumentación. Aunque algunos
académicos cuestionan su carácter filosófico, el proyecto ha ganado espacios en congresos y
asociaciones. Sus expectativas incluyen consolidar la formación de docentes, ampliar la
presencia en la ciudad y mantener la filosofía como ejercicio abierto, democrático y cotidiano.
Palabras clave: cafés filosóficos, filosofía en la ciudad, unam, educación no formal,
pensamiento crítico, espacios públicos
Abstract
This interview with Dr. Esther Charabati focuses on the Philosophy in the City project, an
initiative of the Faculty of Philosophy and Letters at UNAM (National Autonomous
University of Mexico) that promotes philosophical cafés in public spaces. Charabati recounts
that since 2000 she has organized weekly cafés at the El Péndulo bookstore and café, an
experience that in 2016 evolved into a university seminar with students of pedagogy and
philosophy. The project expanded to cafés, bookstores, plazas, parks, and libraries, especially
the Vasconcelos Library, where up to 80 people gather every Monday. During the pandemic,
the cafés moved to Zoom, reaching international audiences and solidifying the practice with
thematic marathons. The team, made up of students and professionals from diverse
disciplines, has expanded to include PILARES community centers, senior centers, book fairs,
and cultural festivals. In 2022, they held more than 700 philosophical cafés. They also
develop philosophy workshops for children and a methodological manual. The cafés are
characterized by their horizontal structure, diverse participants, and the central role of the
facilitator, who poses questions to spark debate and foster critical thinking. They are not
lectures or conferences, but rather accessible dialogues that seek to problematize reality and
generate new questions. The practice falls under the umbrella of non-formal education, as it
does not adhere to official programs or offer certifications, but it develops skills such as
listening, tolerance, and argumentation. Although some academics question its philosophical
nature, the project has gained recognition at conferences and associations. Their expectations
include strengthening teacher training, expanding their presence in the city, and maintaining
philosophy as an open, democratic, and everyday practice.
Keywords: philosophical cafés, philosophy in the city, UNAM, non-formal education,
critical thinking, public spaces
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Resumo
Esta entrevista com a Dra. Esther Charabati centra-se no projeto Filosofia na Cidade, uma
iniciativa da Faculdade de Filosofia e Letras da UNAM (Universidade Nacional Autônoma
do México) que promove cafés filosóficos em espaços públicos. Charabati relata que, desde
2000, organiza cafés semanais na livraria e café El Péndulo, uma experiência que em 2016
evoluiu para um seminário universitário com estudantes de pedagogia e filosofia. O projeto
expandiu-se para cafés, livrarias, praças, parques e bibliotecas, especialmente a Biblioteca
Vasconcelos, onde até 80 pessoas se reúnem todas as segundas-feiras. Durante a pandemia,
os cafés migraram para o Zoom, alcançando públicos internacionais e consolidando a prática
com maratonas temáticas. A equipe, composta por estudantes e profissionais de diversas
disciplinas, expandiu-se para incluir centros comunitários PILARES, centros para idosos,
feiras de livros e festivais culturais. Em 2022, realizaram mais de 700 cafés filosóficos.
Desenvolvem também oficinas de filosofia para crianças e um manual metodológico. Os cafés
filosóficos caracterizam-se pela sua estrutura horizontal, pela diversidade de participantes e
pelo papel central do facilitador, que propõe questões para estimular o debate e fomentar o
pensamento crítico. Não se tratam de palestras ou conferências, mas sim de diálogos
acessíveis que buscam problematizar a realidade e gerar novas perguntas. A prática enquadra-
se no âmbito da educação não formal, uma vez que não adere a programas oficiais nem
oferece certificações, mas desenvolve competências como a escuta ativa, a tolerância e a
argumentação. Embora alguns académicos questionem a sua natureza filosófica, o projeto
tem vindo a ganhar reconhecimento em conferências e associações. As suas expectativas
incluem o reforço da formação de professores, a expansão da sua presença na cidade e a
manutenção da filosofia como uma prática aberta, democrática e quotidiana.
Palavras-chave: cafés filosóficos, filosofia na cidade, UNAM, educação não formal,
pensamento crítico, espaços públicos
Recepción: 15 julio 2023
Aprobación: 25 julio 2023
Publicado: 07 agosto 2023
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Entrevista
LPP: Buenos días. Estamos en entrevista con la Dra. Esther Charabati, responsable del
proyecto PAPIIT IT400321, Filosofía en la Ciudad, un proyecto de la Facultad de Filosofía
y Letras de la UNAM. También está con nosotros Stephanie Lozano Bravo, integrante del
equipo. Vamos a hacer esta entrevista pensando en el número especial de la revista Ciencia y
Filosofía, dedicado al proyecto y las actividades académicas que han tenido recientemente.
Dra., buenas tardes, mucho gusto en hablar con usted, muchas gracias por el tiempo que nos
presta para la entrevista; nos gustaría primero preguntarle, ¿qué es exactamente y cómo surge
el proyecto Filosofía en la Ciudad?
E.CH: Soy profesora de carrera en el Colegio de Pedagogía de la FFYL, en 2016 convoqué
a un seminario de Filosofía en la Ciudad, es decir, un seminario para estudiantes que
quisieran hacer cafés filosóficos en los espacios públicos. Desde el año 2000 yo animo
semanalmente cafés filosóficos en la Cafebrería El Péndulo, y si bien es una actividad que
me apasiona, reconozco que era un poco solitaria, por lo que me alegró que algunos de mis
mejores estudiantes se unieran al proyecto, además de estudiantes del Colegio de Filosofía.
Conformamos un equipo con el nombre de Filosofía en la ciudad.
Empezamos formándonos nosotros, analizando los aspectos que más le preocupaban a
cada uno, por ejemplo, si lo que se hace en un café filosófico realmente es filosofía, cuál es
la diferencia entre un café filosófico y, no sé, un curso de autoayuda. Así estuvimos
trabajando un tiempo, después cada uno de los participantes empezó a animar cafés
filosóficos dentro del mismo equipo para recibir retroalimentación y mejorar como
animadores. Cuando se lanzaron a la calle, empezaron en una cafetería, “Cafeína”, luego
en la librería “Salgari”; posteriormente hicimos un acuerdo con la Delegación
Cuauhtémoc y fue muy interesante animar cafés en las plazas, en los parques, incluso en
la calle. Así fuimos entrenándonos y aprendiendo. De ahí pasamos a las bibliotecas de la
Delegación Cuauhtémoc, y a la Biblioteca Vasconcelos, donde hoy seguimos animando
cafés filosóficos cada lunes y donde se reúnen hasta 80 participantes. Más adelante,
durante la pandemia, hicimos un acuerdo para que varios miembros del equipo se
integraran como figuras educativas a los PILARES (Puntos de Innovación, Libertad, Arte,
Educación y Saberes) de la Ciudad de México para animar cafés filosóficos. También
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llevamos a cabo un diplomado virtual para formar a docentes de PILARES en la animación
de cafés filosóficos.
Con la pandemia, primero nos paralizamos, como toda la gente, y después dijimos,
“sigamos haciendo cafés y a ver qué pasa”. Entonces empezamos a animar cafés filosóficos
por zoom tres veces por semana, y rápidamente rebasaron nuestras expectativas: llegaron
a entrar 100 personas, gente de varios países de Latinoamérica, a veces también de Canadá,
de España, de Australia, de los lugares más remotos. La experiencia fue muy interesante y
permitió que nos entrenáramos mejor, pues disponíamos de más tiempo: después de cada
café, nos dábamos retroalimentación para que cada uno conociera sus puntos débiles.
Empezamos a hacer maratones por el Día Mundial de la Filosofía: 10 cafés filosóficos
seguidos con diferentes temáticas como los pecados capitales, El Principito, Mafalda, Los
Simpson, Black Mirror… También hemos hecho maratones por el Día del Amor y la
Amistad, por el Día del orgullo, el Día de muertos…
L.P.P.: ¿Por qué deciden convertirlo en seminario dentro de la Universidad?
E.CH.: Pienso que es el lugar natural para una iniciativa como ésta. A partir de este año,
tenemos un nuevo proyecto: brindar a los docentes de cualquier nivel estrategias de cafés
filosóficos para ayudar a democratizar las aulas y que los estudiantes se apropien de los
temas, analicen los problemas y cuestionen las ideas que se presentan.
L.P.P.: ¿Y actualmente quiénes integran el equipo de trabajo?
E.CH.: Tenemos estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado, hay pedagogos y
filósofos porque uno de los principios de los cafés filosóficos es que no se necesita ser
filósofo para filosofar, que es lo que realmente se hace en los cafés filosóficos. Hay
pedagogos, filósofos, psicólogos… Aunque la mayoría son de la UNAM, también hay
personas de otras universidades, de la CDMX y de otros estados.
L.P.P.: ¿Y hasta ahora cuál ha sido el alcance del proyecto?
E.CH.: Si lo pensamos en términos cualitativos, yo diría que logramos formar un equipo
muy sólido con gente muy entusiasta y muy solidaria; para mí eso ha determinado el éxito
de este proyecto; hemos conseguido diversos lugares donde animar cafés filosóficos:
además de los PILARES y la Biblioteca Vasconcelos, animamos cafés en la ESEO del IPN
y en las Casas del Adulto Mayor. Y estamos presentes en la Feria del Libro y de la Rosa y
otras ferias del libro…
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S.L.: En el Festival de Café y Chocolate, en FILUNI, en librerías, también estamos en
cafeterías, por ejemplo, estamos constantemente en Zun Zun, y en El Péndulo desde hace
20 años.
E.CH.: En términos cuantitativos, los cafés filosóficos se han multiplicado de manera
sorprendente: el año pasado animamos más de 700 cafés filosóficos en diferentes lugares
de la ciudad. Por otro lado, varios integrantes del equipo, entre ellos Stephanie, hacen
Filosofía con niños.
S.L.: Sí, tenemos varios talleres: “Zu-mitos filosóficos”, “Mirar y pensar”, “Grecia y el
nacimiento de las ideas”… Hemos participado en ferias de libros para niños, pero también
hacemos filosofía con infancias en escuelas y en bibliotecas de IBBY, donde ahora
hacemos talleres semanales.
L.P.P.: Cristopher Philipps escribió un libro que se llama Sócrates Café, en donde narra cómo
viajó por los Estados Unidos organizando cafés filosóficos, y también estuvo en festivales de
filosofía en Europa. Queremos preguntar, desde la experiencia que tienen ustedes, cómo se
hace el café filosófico en México. ¿En qué consiste el café filosófico?
E.CH: Un café filosófico es una reunión que, si bien está programada, no requiere
inscripción y los grupos nunca son iguales, porque la gente va cambiando. Los problemas
que se discuten suelen interesar a todos porque forman parte de la vida cotidiana, pero los
abordamos desde una perspectiva filosófica, con cierto rigor. En lugar de conversar,
tratamos de debatir, invitamos a fundamentar las posturas. El animador, además de alentar
a la gente a participar, también logra que el clima del café sea cordial. Es una discusión,
pero la gente no se pelea, presenta argumentos. Nadie posee la verdad. Normalmente llega
gente muy diversa, lo que les da una gran riqueza a los cafés pues hay personas de
diferentes profesiones, estratos sociales, de distintas edades… eso enriquece mucho, porque
algún cafepensador -así llamamos a los participantes- escucha algo que nunca había
pensado, mientras que la persona que está junto a él o ella, lo tenía asumido desde siempre.
Así, todos vamos confrontando y cuestionando lo que dicen los demás, lo que pensábamos
nosotros, la escucha es fundamental. Tratamos de que no haya anécdotas, a menos que
realmente tengan una función y sean breves. No hay lecturas previas, no hay un desfile de
personalidades, es decir de filósofos, claro que todos podemos citarlos, pero también
podemos no hacerlo. A grandes rasgos, eso es un café filosófico.
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A.F.R: ¿Cómo surge la idea de hacer cafés filosóficos en México?
E. CH.: Esas son casualidades de la vida. En una ocasión leí en el periódico Le Monde,
sobre un café filosófico en París, que existía desde 1992, y dije: eso es lo que quiero hacer.
Fui al Péndulo y me facilitaron el espacio. Había antecedentes de cafés en la ciudad, pero
no de manera sistemática. El café filosófico del Péndulo es el único que se ha mantenido
a lo largo de los años, porque no es fácil: algunos se enfrentan a la falta de espacios o de
fondos, de motivación, o simplemente no siguen porque el trabajo se come nuestro tiempo.
A.F.R: ¿Están dirigidos a alguien en particular estos cafés filosóficos? Y también queremos
saber ¿existe una metodología para animarlos?
E. CH.: No está dirigido a ningún blico específico. Llegan niños y gente mayor, personas
que viven en la calle… como dije antes, eso enriquece los cafés filosóficos.
Afortunadamente, cuando el clima está creado, el respeto es espontáneo, las personas se
acostumbran rápidamente y se tratan de manera cordial.
En cuanto a la metodología, justo en estos días se está publicando el manual para cafés
filosóficos que es el trabajo de titulación de uno de nuestros compañeros. La verdad es que
hay elementos que son personales: se pueden utilizar textos, canciones, episodios de alguna
serie, fragmentos de películas… o nada. Y los cafés, dependiendo del animador, pueden
tener una perspectiva más psicológica, más literaria, incluso más filosófica que otros. Pero
sí tenemos un método: la función central del animador es hacer preguntas que detonen la
discusión y el análisis; tiene que hacer muy buenas preguntas, muy bien formuladas y
además tiene que haber preparado muy bien el tema, no porque lo vaya a exponer, sino
para tener un contexto, lograr intervenciones desde distintos lugares… si no es así, corre
el riesgo de quedarse sin nada qué decir a la mitad del café. También hay que saber dar la
palabra y saber callar a la gente, para que nadie se la apropie.
E. CH: No está dirigido a nadie, se puede hacer con cualquier persona, a veces puede llegar
un niño de diez años o llega gente que vive en la calle, es decir, no tenemos ningún control
sobre eso, y no lo necesitamos tampoco. Afortunadamente, cuando el clima está creado, el
respeto es espontaneo, se acostumbra rápidamente. Justo en estos días se está publicando
el manual para cafés filosóficos que escribió uno de nuestros compañeros, que se va a
titular con él. Un café filosófico lo puede hacer cualquier persona y de cualquier manera.
Hay gente que utiliza textos, hay gente que utiliza citas de programas de televisión, de
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fragmentos de películas, es decir, cada quien usa el material que quiere, y luego,
dependiendo de la formación, también, puede tener un carisma psicológico, más literario,
más filosófico. Tenemos un método, hay algunos requisitos. El trabajo central del
animador es hacer preguntas. Entonces, tiene que hacer muy buenas preguntas, muy bien
formuladas y además tiene que haber preparado muy bien el tema, no porque lo vaya a
exponer, sino, para tener con qué dialogar, porque si no, le pueden lanzar cuatro o cinco
preguntas y no tiene nada que decir. Hay que preparar bien el tema, hay que saber dar la
palabra. También es importante saber callar a la gente, para que nadie hable cinco minutos
y que eche a perder todo el café. Esa es otra de las habilidades que vamos desarrollando.
Normalmente es un espacio donde todos se pueden ver, tiene una duración de entre una
hora y una hora y media.
S.L: Se les aclara a los participantes que no es una clase magistral, ni una conferencia; la
disposición es en círculo para que todos puedan ver los rostros de las personas que
participan. Cuando alguien solicita la palabra, el animador da prioridad a los
cafepensadores que no han hablado. Si una persona no está de acuerdo con lo que piensa
el otro, no se admiten agresiones: se tiene que enfrentar la diferencia con argumentos y
con ideas. El café tiene una duración que varía entre una hora, y una hora y media
E. CH.: Se trata de hablar en torno a un tema, por ejemplo, el amor, la felicidad, la traición.
Se empieza con preguntas para que los cafepensadores digan lo primero que les viene a la
mente. Dependiendo de lo que surja, el animador tiene que ver hacia dónde llevar el debate,
ya sea para profundizar, o porque que se está pasando al lado del tema sin llegar a él, o
porque las intervenciones se dispersan y se pierde el hilo. Hay compañeros que hacen
síntesis al final, yo no lo hago porque me gusta que se vayan con muchas preguntas. La
meta no es que la gente adquiera nuevos conocimientos, sino que problematice ciertos
aspectos de la realidad que a lo mejor no ha analizado y que se lleve más preguntas de las
que traía. Y eso, no quiero presumir, pero casi siempre sucede.
A.F.R: ¿Hay una apropiación filosófica de los espacios públicos?
En los cafés filosóficos no se hace Filosofía, se filosofa. Me parece que hay una
apropiación, por ejemplo, la Biblioteca Vasconcelos a veces reúne a setenta personas, cada
lunes hay un animador y un tema distintos, y yo creo que el espacio mismo va adquiriendo
una personalidad propia. Además, hay una demanda de la gente, en PILARES también
tenemos una experiencia muy interesante: uno de los centros se cerró y los cafepensadores
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protestaron, pero no obtuvieron respuesta, por lo que decidieron irse a la Alameda Oriente,
donde hacen su café filosófico todos los domingos; incluso sacaron una revista. En otras
palabras, ellos se apropiaron del proyecto y del espacio, con uno de los animadores. En El
Péndulo estamos en el piso de arriba, donde suele estar más tranquilo; como usamos
micrófono, muchas personas que van a cenar o a comprar un libro, escuchan algo, se
interesan y se suman al grupo. Ese espacio en El Péndulo de Polanco, los lunes en la noche,
es para pensar.
S.L:. Los espacios de los PILARES son muy importantes, porque nos colamos como
becarios, e independientemente de lo que tenemos que hacer para cumplir con el programa
social, los cafés filosóficos han sido los espacios más cobijados. De repente alguien ha
querido cancelarlos -porque la filosofía nos aguijonea y nos vuelve más cuestionadores-,
pero la misma gente pide que se mantengan. Yo estoy en el PILARES Paulo Freire desde
2019, donde empezamos con los cafés filosóficos de manera virtual, cada domingo. Y
cuando volvimos a la presencialidad, nos apropiamos del espacio y continuamos todos los
domingos. Actualmente en el PILARES Paulo Freire animo cafés cuatro días a la semana
con jóvenes y adultos; los viernes y sábados abordamos el mismo tema, pero a pesar de eso,
a menudo van las mismas personas, porque la pregunta convoca de una manera diferente.
Nos preguntan si eso que están haciendo es filosofar, porque estamos acostumbrados a la
visión escolar y académica. Creo que los PILARES han resultado un espacio muy atractivo
para hacer cafés filosóficos.
Los martes animo un café en una Casa del Adulto Mayor. Las abuelitas hablan de temas
bien interesantes: de sexo, de la menstruación, del tabú del matrimonio, de la infidelidad,
cosas que ellas se cuestionan; siempre me preguntan “¿qué nos vas a enseñar?” les digo
que no voy a enseñar, sino que vamos a dialogar y a poner en duda nuestras ideas, con la
suerte de que somos de generaciones distintas
Convocamos desde nuestras redes: Facebook, Twitter, Spotify, Instagram, YouTube… a
veces se publican las grabaciones y la gente llega porque les interesa el tema. Eso habla del
esfuerzo que hemos hecho como equipo. Los PILARES y otros espacios nos han permitido
apropiarnos del proyecto y decir: “queremos seguir”.
E. CH.: Una precisión: el papel de los cafepensadores es casi igual que el del animador.
Ellos van ahí a preguntarse cosas, a preguntarles a los demás. El espacio es muy horizontal,
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todos tienen oportunidad de hablar y todas las opiniones son escuchadas, unas son
retomadas para la discusión y otras no, eso depende del interés del grupo, pero
normalmente el cafepensador se va con la sensación de que aportó, y normalmente así es.
L.P.P.: ¿Cómo ha sido recibido esto por la academia filosófica?
E,CH.: Nuestro contacto con ellos es básicamente a través de los miembros del equipo que
vienen del Colegio de Filosofía. Yo he escuchado en los pasillos comentarios en el sentido
de que “los cafés filosóficos no son filosofía”. Sin embargo, en diferentes momentos,
algunos docentes han colaborado con nosotros.
S.L:. Se ha logrado que las prácticas filosóficas tengan un lugar en la Asociación Filosófica
de México, y si participamos en congresos internacionales de filosofía, ¿cómo se explica que
ignoren nuestra actividad, pero al mismo tiempo abran espacios? ¿Cómo entendemos esto?
E.CH: Tienes razón, la verdad es que las diferentes propuestas filosóficas fuera de la
academia han ido ganando espacios de los años noventa para acá: filosofía con y para
niños, consultoría filosófica, filosofía en la empresa, filosofía en cárceles…. A me
sorprende que cada semana llega al seminario algún miembro del equipo diciendo: “tengo
un nuevo espacio”, o nos invitan a un congreso o a una feria del libro: constantemente se
están proponiendo espacios y la verdad es que, aunque ya somos más de veinte en el equipo,
con frecuencia tenemos que rechazar invitaciones.
A.F.R.: Si les parece, pasamos al siguiente orden de ideas.
L.P.P.: ¿Qué es la educación no formal y hacia quién va dirigida?
S.L.: Es difícil definirla, porque esta clasificación que se inventaron -educación no formal,
formal, informal-, a los pedagogos nos vuela la cabeza, es bien difícil clasificar. Educación
formal es todo aquello que forma parte de los programas oficiales. Por su parte, la
educación no formal se refiere a aquello que tiene una intencionalidad educativa, pero que
no necesariamente responde a los programas de la SEP ni es necesariamente evaluadora,
ni brinda un certificado oficial que avale cuántos saberes, cuántas horas le dedicaste a ese
trabajo. La educación no formal rompe en muchos sentidos con la formal y viene a rescatar
un montón de cosas que la escuela no nos brinda. ¿A quién está dirigida? Yo creo que a
todos, tanto a una persona que quiere aprender de cocina y toma un curso que le brinda
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las herramientas que requiere, como a quien se acerca a un café filosófico o a talleres de
Filosofía con niños: no van a obtener los conocimientos que brinda la academia, -historia
de las ideas, lógica, etc.-, sino saberes relacionados con la vida cotidiana.
A.F.R.: Entonces, ¿los cafés filosóficos serían una experiencia educativa no formal?
S.L.: Sí, por sus características, en primer lugar no se responde a las demandas de un
programa oficial, tampoco se evalúa con escalas lo que se dice en un café filosófico. Se
desea que los café pensadores salgan con reflexiones, preguntas, inquietudes. Los
cafeanimadores nos preparamos para el café filosófico, pero aunque tengamos nuestro
guión, sabemos que puede agotarse rápidamente y entonces se recurre a la improvisación,
a la experiencia. Si bien los cafeanimadores requerimos de una formación, no somos
maestros, catedráticos ni tenemos un certificado. No se califican las participaciones de los
cafepensadores, tampoco se les separa por grados o edades, se establece una estructura
horizontal entre animadores y cafepensadores. En ese sentido, no se requiere de un perfil
de ingreso específico, como lo señaló Esther anteriormente, todos son bienvenidos. Los
cafés filosóficos tienen una estructura clara y la participación es voluntaria; en ellos se
desarrollan habilidades como el pensamiento crítico, la escucha, la tolerancia y la
argumentación. Pero, sobretodo, nos ayuda a cubrir necesidades y resolver cuestiones que
no encontramos necesariamente en los espacios de educación formal. Esa sería a grandes
rasgos mi respuesta.
E.CH.: Los cafés filosóficos inciden en ciertos aspectos en los cafepensadores. Nos damos
cuenta no sólo de manera espontánea durante las intervenciones, sino que realizamos -y
analizamos- algunas entrevistas. Por un lado, parece que se adquiere la habilidad de
identificar las propias ideas, porque muchas veces, hasta que uno no dice algo en voz alta,
no sabe que lo piensa, o cómo lo piensa; otra habilidad es la del cuestionamiento, porque
de pronto aquello de lo que uno estaba muy seguro y afirmaba en todas partes, a la hora
de afirmarlo en un café sabe que se arriesga a que lo cuestionen los demás cafepensadores
y también el animador, por lo que trata de fundamentar sus opiniones. Y el cafeanimador
multiplica las preguntas para que él mismo o a través de alguien más se cuenta de la
debilidad de su argumento, si es el caso. Lo mismo con los argumentos del cafeanimador,
no hay excepciones. En suma, los cafepensadores van desarrollando un espíritu crítico que
les permite cuestionar la realidad.
A.F.R.: Bueno, hablando de habilidades, yo creo que los cafés filosóficos sirven para crear
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pensamiento crítico. ¿Qué nos pueden decir al respecto? ¿Cómo promueven los cafés
filosóficos la cultura del pensamiento crítico?
S.L.: Aunque no es lo único que se desarrolla dentro de los cafés filosóficos, el pensamiento
crítico es una de las cosas que más nos interesan, justo para diferenciarlos de las charlas
de café cotidianas. El cafeanimador debe estar muy atento a lo que se está diciendo, si
alguien cuenta alguna experiencia personal, debe aprovecharla para “aguijonear” y pasar
de la opinión a un pensamiento más profundo, para ello puede decir: “tal vez lo que tú me
estás queriendo decir tiene que ver con tal pregunta”, pero además, tiene que buscar
ejemplos y preguntas que ayuden a cuestionar dichas creencias Es necesario construir un
montón de estrategias para detonar cuestionamientos. Para ello, utilizamos cientos de
materiales: a veces una canción es un buen pretexto, un poema, una cita que no
necesariamente tiene que ser filosófica, y uno va encaminando a las personas a que piensen
con nosotros. En la base de todo esto está la pregunta y se cuestiona para saber si lo que se
está diciendo son ideas vagas, creencias, reflexiones fundamentadas o meras opiniones. Yo
por ahí apuntaría.
E.CH.: Nada más quisiera agregar otro requisito de los cafés y es que el lenguaje que se
utilice tiene que accesible a toda la gente; como estamos abiertos a todas las personas, todos
-o la mayoría- deben entender la discusión. De paso, nos damos cuenta de que se puede
filosofar sin utilizar necesariamente términos especializados.
A.F.R.: Yo veo con todo esto que los cafés filosóficos contribuyen a la educación del
ciudadano, del individuo que se acerca. Ustedes qué dirían, ¿sí hay una contribución del ca
filosófico a la educación del ciudadano? Y también, ¿el café filosófico sirve para sensibilizar
a los ciudadanos o a las personas en determinados temas?
S.L.: Al menos, en estos momentos, pienso que sí. Después de haber realizado cafés
filosóficos por 3 años con un público constante -porque en mi PILARES la mayoría lleva
3 años-, cuando regresan y se están discutiendo temas que a ellos les tocaron, sus opiniones
han cambiado. Otras veces se me han acercado para contarme sus inquietudes o para
decirme cómo el café les cambió la forma de pensar. Hemos abordado muchos temas
sociales, como la desobediencia civil, la justicia, quién merece un castigo, la corrupción, si
somos libres de verdad, quiénes son los ciudadanos, quiénes toman las decisiones en este
país, hemos tenido un montón de esos temas, pero también hemos hablado del amor, la
igualdad, la violencia, situaciones que nos afectan de manera personal y social. Y sí, los
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cafés filosóficos sí inciden, aunque depende de la disposición de las personas que asisten a
los cafés filosóficos. Ha habido gente que no regresa porque siente que no se respondió a
su inquietud o porque piensa distinto.
El asunto es que cuando nosotros vamos a animar un café, no llegamos con certezas, sino
con muchas dudas, y ése es el mayor reto. Si nosotros quisiéramos convencer de algo a los
cafepensadores, ya no sería un café filosófico. Y también a veces salimos trastocados por
algún comentario que se hizo y nos da vueltas en la cabeza. Creo que los cafés filosóficos
son el espacio para el diálogo, para detonar ideas, y también para darnos un momento
para vivir, porque a veces hacemos tantas cosas que no nos detenemos a pensarlas y ése es
el espacio idóneo para hacerlo, entonces creo que los cafés filosóficos contribuyen -no
sé en qué medida- a la reflexión tanto individual, como social.
L.P.P.: Para terminar, ¿cuáles son las expectativas que tiene en este momento el proyecto de
Filosofía en la ciudad?
E.CH.: Como les comentaba, Filosofía en la ciudad se mantiene como equipo, seguimos
buscando espacios para cafés filosóficos, personalmente quisiera que para los
cafeanimadores fuera un trabajo pagado porque exige muchas horas, pero no lo hemos
logrado. Este año comenzaremos a trabajar también con maestros, con la idea de que
adquieran algunas estrategias que promueven la horizontalidad, la no posesión de la
verdad; más que enseñar, dejar que la gente aprenda lo que quiera aprender. No estoy
diciendo nada nuevo, pero no es fácil ponerlo en práctica. Por otro lado, estamos
participando en congresos, el próximo mes se van algunas personas del equipo a Colombia
a un congreso de Filosofía de la educación; escribimos, publicamos, mantenemos la página
web, que requiere mucho tiempo, pero creo que se ha hecho un buen trabajo. Si me
preguntaran cuál sería mi carta a Santa Claus, diría que estos espacios filosóficos se
multiplicaran, con nosotros, sin nosotros, de la manera que quieran, con los métodos que
quieran, pero que sean cafés filosóficos, creo que sería muy bueno para nuestro país, o al
menos para nuestra ciudad.
S.L.: Hace ya 7 os que formo parte de Filosofía en la Ciudad y nunca me hubiera
imaginado todo lo que hemos logrado. Solo deseo que el equipo se mantenga igual de
sólido, que sigamos replicando esto que hacemos con tanta pasión, y que Esther nos siga
contagiando las ganas de seguir, porque nos hemos sostenido durante 7 años haciendo
esto, parece fácil, pero no lo es; creo que se debe a la vocación que Esther nos ha
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
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transmitido, el amor que le hemos metido al equipo y a que como familia hemos crecido,
porque cada uno le ha aportado a Filosofía en la ciudad un montón de cosas que creo que
otros espacios académicos no tienen. Entonces creo que sí habitamos la academia y deseo
que no cambiemos esa forma de habitarla. Ahora están por salir un libro y un manual, hay
artículos que se están dictaminando, el próximo año queremos organizar un congreso,
seguir haciendo maratones, lograr que los canales crezcan, que la gente nos siga
conociendo, pero creo que también lo que necesitamos es no perder el piso, el objetivo:
Filosofía en la ciudad tiene que ser para todos y no una cuestión de élite, ése es mi mayor
deseo.
L.P.P.: Gracias por su participación.