Benjamin:
La violencia mítica en su forma ejemplar es una simple manifestación
de los dioses. Tal violencia no constituye un medio para sus
fines, es apenas una manifestación de su voluntad, y sobre todo,
manifestación de su ser. La leyenda de Níobe constituye un ejemplo
evidente de ello. Podría parecer que la acción de Apolo y Artemisa es
solo un castigo. Pero su violencia instituye más bien un derecho que
no castiga por infracción de un derecho existente. El orgullo de Níobe
atrae sobre sí la desventura, no porque ofenda el derecho, sino porque
desafía al destino a una lucha de la cual éste sale necesariamente
victorioso y sólo mediante la victoria, en todo caso engendra un
derecho.” (Benjami, 1982: 41)
Los mitos de liberación hacen referencia a la violencia mítica que aquí se ha
interpretado como una fuerza o energía que en su acción se zoomorfiza o anima
destruyendo una liberación, que en términos benjaminianos significa que el
reconocimiento del derecho atraviesa el umbral de la violencia mítica en el que se
reconoce un orden, empero, para que salga victoriosa la arrogancia, ella tiene que
fundar un derecho, pero no un nuevo orden. De modo que la liberación por arrogancia
solo funda derecho no un orden en el que solo aparece el umbral de la violencia que
reconoce la osadía ante el orden de la violencia mítica.
Por el contario, los mitos de emancipación, que solo buscan la libertad de
identidad de ser, no buscan la autotransformación como los mitos de liberación, sino
que la narrativa que construyen acontece cuando “un poder mayor (divino o humano),
destruye otro poder con violencia y funda un nuevo orden” (Kelsen: 2004:192) como
es el caso de los mitos hebraicos de Moisés o de Marx. Aquí no se reconoce un orden
de derecho sino que ocurre un nuevo procedimiento jurídico en un nuevo orden, por
lo que el umbral de la violencia ocurre como destrucción creadora (Zerbrechen) en
donde no es importante la dramatización de lo cruento sino que la finalidad lo
condiciona todo, es decir el nuevo orden, por ello estos mitos están cargados de
sacrificio, mientras que los mitos de liberación, la arrogancia conduce a la
dramatización de lo cruento que prefiere ver víctimas y no sacrificantes.
Ambos componentes de la libertad: la emancipación y la liberación (como
conductas antitéticas) dan cuenta de que todo orden se funda a partir de la violencia