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proceso en el que las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos)
reforzando sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos.
En la conferencia mundial de las mujeres en Pekín (China) por primera vez se da un
concepto al empoderamiento femenino, el cual definieron como: “el empoderamiento del
papel de la mujer y la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todas
las esferas de la sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de
decisiones y el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo
y la paz” (Naciones Unidas, 1996: 3).
El empoderamiento de la mujer, se ha podido lograr a lo largo de la historia debido a
que muchas féminas valientes e inteligentes, cansadas de ver injusticias decidieron alzar
la voz tomando el control de sus acciones a través, de marchas, huelgas, protestas, etc.
Al interior del discurso del empoderamiento de la mujer, se ha establecido la misma
analogía que la de los hombres ilustres, creo que la belleza de la mujer no tiene nada que
ver con el empoderamiento la valentía y la inteligencia; esta frase está de más. mujeres
como Marie Curie, Virginia Henderson o Frida Kahlo, destacan no por grandes acciones,
sino por las aportaciones a la ciencia, a la medicina y al arte a nivel mundial.
El empoderamiento de la mujer les ha dado la oportunidad de crecer, crear y
transformar el mundo, sin necesidad de emplear la seducción, no así la violencia que
funda derecho: tener determinación, inteligencia y un tipo de coraje o para no claudicar.
La lucha del empoderamiento de la mujer comienza con la polémica sobre el patriarcado
o sistema en que los varones poseen mayor poder de autoridad, es decir, para luchar se
acepta una narrativa, según la cual pareciera que el orden patriarcal-machista organiza la
sociedad a lo largo del tiempo, viéndolo de una manera tan normal que casi nunca se
cuestionan si es correcto lo que hacen (Harris, 1986: 503-504).
Desde el punto de vista biológico los gorilas, chimpancés y orangutanes en su
organización social siguen emparentados por un sistema patriarcal, sin embargo, para no
recrear una caricatura, se asume que los orígenes no debieron de ser muy distintos a la
situación actual, es decir que los orígenes del patriarcado no se llevan necesariamente en
los genes, sino que el hombre es un ser cultural, con capacidad de abstracción (Singer, P.,
& Cavalieri, P.1998)).
La cuestión para la antropología consiste en saber si lo genético o lo cultural determinan
la cultura o se implican ambas, ya que la cultura y la naturaleza se relacionan íntimamente,
es decir no tiene por qué prevalecer un determinismo biológico o cultural (Miedziam,
1995).
En una cultura de cooperación en la que los seres humanos van modificando las
conductas, el progenitor o a veces el padre sustituto empieza a interactuar en las labores
domésticas y en la crianza de los hijos, mientras que las mujeres trabajan.