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Artículo académico
DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v3i3.16
Análisis de la categoría empoderamiento de la mujer
desde una perspectiva de la antropología filosófica
Analysis of the category of women's empowerment
from a philosophical anthropology perspective
Análise da categoria de empoderamento feminino sob a
perspectiva da antropologia filosófica.
Belén Valdez-Cruz. ID. 0000-0002-9950-3227
Universidad Oparin, Posgrado en formación docente, México.
Email: valdezcruzb@gmail.com
Resumen
Se contribuye a reportar elementos de análisis críticos, sobre el empoderamiento de la
mujer a través del tiempo. Donde hay una subordinación de la sociedad machista, que no
ha permitido el libre crecimiento de las mujeres, y únicamente han limitado sus
actividades, desarrollo profesional y el conocimiento. Se identifica que el empoderamiento
surge como respuesta a una larga historia de subordinación dentro de sociedades
patriarcales, las cuales han limitado sistemáticamente el desarrollo profesional, intelectual
y social de las mujeres. Se estructura en dos momentos clave. Primero, analiza la violencia
mítica y distingue entre dos tipos de libertad: la emancipación, que busca fundar un nuevo
orden a través de la destrucción del anterior, y la liberación, que se enfoca en la
autotransformación y el orgullo identitario, pero sin necesariamente establecer un nuevo
sistema. Segundo, define el empoderamiento como un proceso mediante el cual las
mujeres acceden a recursos y desarrollan capacidades para participar activamente en la
vida económica, social y política, tomando control sobre sus vidas sin infringir los
derechos de los demás. Se concluye que el empoderamiento femenino, en su expresión
contemporánea, funciona como un discurso de poder que, aunque procesa demandas
históricas de igualdad, puede ser absorbido por el mismo sistema que pretende desafiar.
Plantea una disyuntiva crucial: si este movimiento conducirá a una verdadera
emancipacióncreando un nuevo orden socialo si se limitará a una liberación basada en
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el orgullo identitario, que, aunque transformadora, no logra subvertir las estructuras de
poder existentes.
Palabras claves: empoderamiento, mujer, sociedad, antropología, derechos.
Abstract
This article contributes to a critical analysis of women's empowerment throughout history. It
examines the subordination imposed by patriarchal societies, which have hindered women's
free growth and limited their activities, professional development, and access to knowledge.
The article identifies empowerment as a response to a long history of subordination within
patriarchal societies, which have systematically restricted women's professional, intellectual,
and social development. The analysis is structured around two key moments. First, it
examines the mythical violence surrounding women and distinguishes between two types of
freedom: emancipation, which seeks to establish a new order by destroying the old one, and
liberation, which focuses on self-transformation and identity pride, but without necessarily
establishing a new system. Second, it defines empowerment as a process through which
women access resources and develop the capacity to participate actively in economic, social,
and political life, taking control of their lives without infringing on the rights of others. It is
concluded that women's empowerment, in its contemporary expression, functions as a
discourse of power that, although it addresses historical demands for equality, can be
absorbed by the very system it seeks to challenge. This raises a crucial dilemma: whether this
movement will lead to true emancipationcreating a new social orderor whether it will be
limited to a liberation based on identity pride, which, while transformative, fails to subvert
existing power structures.
Keywords: empowerment, women, society, anthropology, rights
Resumo
Este trabalho contribui para a análise crítica do empoderamento feminino ao longo da
história. Examina a subordinação imposta pelas sociedades patriarcais, que impediu o
crescimento livre das mulheres e limitou suas atividades, desenvolvimento profissional e
acesso ao conhecimento. O trabalho identifica o empoderamento como uma resposta a uma
longa história de subordinação dentro das sociedades patriarcais, que restringiram
sistematicamente o desenvolvimento profissional, intelectual e social das mulheres. A
estrutura do trabalho gira em torno de dois momentos-chave. Primeiro, analisa a violência
mítica que envolve o empoderamento feminino e distingue dois tipos de liberdade: a
emancipação, que busca estabelecer uma nova ordem destruindo a antiga, e a libertação, que
se concentra na autotransformação e no orgulho identitário, mas sem necessariamente
estabelecer um novo sistema. Segundo, define empoderamento como um processo pelo qual
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as mulheres acessam recursos e desenvolvem a capacidade de participar ativamente da vida
econômica, social e política, assumindo o controle de suas vidas sem infringir os direitos dos
outros. Conclui-se que o empoderamento feminino, em sua expressão contemporânea,
funciona como um discurso de poder que, embora atenda às demandas históricas por
igualdade, pode ser absorvido pelo próprio sistema que busca desafiar. Isso levanta um
dilema crucial: se esse movimento levará à verdadeira emancipação criando uma nova
ordem social ou se se limitará a uma libertação baseada no orgulho identitário que, embora
transformadora, não consegue subverter as estruturas de poder existentes.
Palavras-chave: empoderamento, mulheres, sociedade, antropologia, direitos.
Enviado: 08.05:2020
Aprobado: 26.05:2020
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Introducción
En el siguiente ensayo se analiza la categoría de empoderamiento de la mujer, desde el
punto de vista de la antropología filosófica, teniendo en cuenta la temporalidad planteada
por las culturas míticas que narran la gesta de hazañas de un héroe real, en este caso la
categoría de pluralidad política denominada mujeres, que se enfrenta a numerosos
peligros para ser reconocidos sus derechos.
La investigación se divide en dos momentos: el primero aborda la violencia mítica y
sus dos tipos de libertad: la emancipación y la liberación. El segundo momento, describe
la categoría de empoderamiento para significar el valor de verdad de las condiciones
actuales; por último se concluye que el derecho (en cuanto a autorización) de género,
necesariamente atraviesa el umbral de un discurso dramatizador, en donde el dolor, la
exclusión y la muerte son sus principales dispositivos de poder.
1. La violencia mítica y dos tipos de libertad.
Actualmente la categoría política de mujer, ha llevado a una constante (quién es el resto
de la sociedad) lucha por el derecho a la igualdad y a la toma de decisiones, pero la toma
de decisiones erróneas como el daño y destrucción a monumentos patrimoniales, así como
a otras instancias, en términos genealógicos, surge la paradoja de la heroína y villana a la
vez de su propia emancipación.
Conforme a la reconstrucción que hace Calasso de los orígenes míticos de lo
masculino y lo femenino, tenemos que este encuentro se da como rapto:
En la playa de Sidón un toro intentaba imitar un gorjeo amoroso. Era
Zeus. Se sintió sacudido por un escalofrío, como cuando le picaban los
tábanos. Pero esta vez era un escalofrío dulce. Eros le estaba
colocando sobre la grupa a la joven Europa. Después la bestia blanca
se arrojó al agua, y su cuerpo imponente emergía lo suficiente para que
la joven no se mojara. Muchos lo vieron. Tritón, con su concha sonora,
replicó al mugido nupcial. Europa, temblorosa, se sostenía agarrada de
uno de los largos cuernos del toro. Les vio también Bóreas, mientras
surcaban las aguas. (1991: 25)
La animalización taurina es una de las tantas metamorfosis de las fuerzas masculinas, que
en su actuación se sobre-ponen a la ensoñación de la belleza femenina, propia de la
religión olímpica griega, siguiendo a Calasso, de la hostilidad de Occidente frente a
Oriente, surge una historia de dominio de una energía masculina que no tiene como
principio el complejo de lo colérico como el Dios de Israel, sino un tipo de arte: la
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capacidad de comportarse con inteligencia artera en la convivencia con lo propio y lo
otro, es decir con lo femenino.
Se puede decir, que los mitos en donde la energía masculina sufre una metamorfosis
hacia un tipo de energía animalizante, constituye la advertencia de una actitud artera a
veces velada, pero otras francamente narradas como el mito de Quirón que con su fuerza
y destreza se extiende de la conquista a morosa, a la guerra y luego a la política
(Bermudo, 1994: 228), como una enseñanza de los dioses a los hombres.
Con esto, dice Bachelard (2005: 10) se admite que “los mitos solo describen estados
psicológicos o mentales de un tipo de ensoñación” de las energías masculinas para
conquistar y someter a la naturaleza, en específico la naturaleza de lo femenino.
Pero ¿qué hay de los mitos que narran la superación de las fuerzas masculinas con
capacidad de animalización artera de los cuales ha surgido otro orden? Para tal superación
se han narrado los mitos de emancipación y liberación, al respecto Negri dice lo siguiente:
The terminological distinction between emancipation and liberation is
crucial here: whereas emancipation strives for the freedom of identity,
the freedom to be who you really are, liberation aims at the freedom of
selfdetermination and self-transformation, the freedom to determine
what you can become (2009: 331).
Los mitos de liberación pertenecen a un acto de afrenta que invoca la arrogancia de parte
del hombre frente a los dioses, como el mito de Níobe que comenta Benjamin:
La violencia mítica en su forma ejemplar es una simple manifestación
de los dioses. Tal violencia no constituye un medio para sus fines, es
apenas una manifestación de su voluntad, y sobre todo, manifestación
de su ser. La leyenda de Níobe constituye un ejemplo evidente de ello.
Podría parecer que la acción de Apolo y Artemisa es solo un castigo.
Pero su violencia instituye más bien un derecho que no castiga por
infracción de un derecho existente. El orgullo de Níobe atrae sobre
la desventura, no porque ofenda el derecho, sino porque desafía al
destino a una lucha de la cual éste sale necesariamente victorioso y
sólo mediante la victoria, en todo caso engendra un derecho.”
(Benjami, 1982: 41)
Los mitos de liberación hacen referencia a la violencia mítica que aquí se ha interpretado
como una fuerza o energía que en su acción se zoomorfiza o anima destruyendo una
liberación, que en términos benjaminianos significa que el reconocimiento del derecho
atraviesa el umbral de la violencia mítica en el que se reconoce un orden, empero, para que
salga victoriosa la arrogancia, ella tiene que fundar un derecho, pero no un nuevo orden. De
modo que la liberación por arrogancia solo funda derecho no un orden en el que solo aparece
el umbral de la violencia que reconoce la osadía ante el orden de la violencia mítica.
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Por el contario, los mitos de emancipación, que solo buscan la libertad de identidad de ser,
no buscan la autotransformación como los mitos de liberación, sino que la narrativa que
construyen acontece cuando “un poder mayor (divino o humano), destruye otro poder con
violencia y funda un nuevo orden” (Kelsen: 2004:192) como es el caso de los mitos hebraicos
de Moisés o de Marx. Aquí no se reconoce un orden de derecho sino que ocurre un nuevo
procedimiento jurídico en un nuevo orden, por lo que el umbral de la violencia ocurre como
destrucción creadora (Zerbrechen) en donde no es importante la dramatización de lo
cruento sino que la finalidad lo condiciona todo, es decir el nuevo orden, por ello estos
mitos están cargados de sacrificio, mientras que los mitos de liberación, la arrogancia
conduce a la dramatización de lo cruento que prefiere ver víctimas y no sacrificantes.
Ambos componentes de la libertad: la emancipación y la liberación (como conductas
antitéticas) dan cuenta de que todo orden se funda a partir de la violencia para
conservarse, ampliarse, abolirse y superarse. Pero la pregunta fundamental, que surge, es
¿a qué tipo de libertad conduce el empoderamiento de las mujeres? Siguiendo este
esquema de la violencia mítica que funda el derecho.
Empoderamiento femenino
Para entender que es el empoderamiento de la mujer, se definirá primero el concepto de
empoderamiento como “proceso de accesión a los recursos y desarrollo de las
capacidades personales para poder participar activamente en modelar la vida propia y la
de su comunidad en términos económicos, sociales y políticos" (Comisión Europea,
1998).
Mientras que McWhirter, citado por Rowlands (1995: 103), describe de manera más
detallada al empoderamiento: “El proceso por el que las personas, las organizaciones o
los grupos carentes de poder: (a) toman conciencia de las dinámicas del poder que operan
en su contexto vital; (b) desarrollan las habilidades y la capacidad necesaria para lograr
un control razonable sobre sus vidas y c) ejercitan ese control sin infringir los derechos de
otros y (d) apoyan el empoderamiento de otros en la comunidad.”
Tomando en cuenta estas dos definiciones, se puede explicar a grandes rasgos que el
empoderamiento va a permitir que las personas tomen conciencia de la situación en la que
viven, y que independientemente de su contexto, desarrollarán la capacidad para cambiar
y modificar conductas, teniendo en cuenta sus derechos y los de los demás incluso
buscaran cambiar económica, social y políticamente.
Analizados los conceptos de empoderamiento, se explicará el concepto de
empoderamiento de la mujer (entendido como categoría política), según el cual es un
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proceso en el que las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos)
reforzando sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos.
En la conferencia mundial de las mujeres en Pekín (China) por primera vez se da un
concepto al empoderamiento femenino, el cual definieron como: “el empoderamiento del
papel de la mujer y la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todas
las esferas de la sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de
decisiones y el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo
y la paz” (Naciones Unidas, 1996: 3).
El empoderamiento de la mujer, se ha podido lograr a lo largo de la historia debido a
que muchas féminas valientes e inteligentes, cansadas de ver injusticias decidieron alzar
la voz tomando el control de sus acciones a través, de marchas, huelgas, protestas, etc.
Al interior del discurso del empoderamiento de la mujer, se ha establecido la misma
analogía que la de los hombres ilustres, creo que la belleza de la mujer no tiene nada que
ver con el empoderamiento la valentía y la inteligencia; esta frase está de más. mujeres
como Marie Curie, Virginia Henderson o Frida Kahlo, destacan no por grandes acciones,
sino por las aportaciones a la ciencia, a la medicina y al arte a nivel mundial.
El empoderamiento de la mujer les ha dado la oportunidad de crecer, crear y
transformar el mundo, sin necesidad de emplear la seducción, no así la violencia que
funda derecho: tener determinación, inteligencia y un tipo de coraje o para no claudicar.
La lucha del empoderamiento de la mujer comienza con la polémica sobre el patriarcado
o sistema en que los varones poseen mayor poder de autoridad, es decir, para luchar se
acepta una narrativa, según la cual pareciera que el orden patriarcal-machista organiza la
sociedad a lo largo del tiempo, viéndolo de una manera tan normal que casi nunca se
cuestionan si es correcto lo que hacen (Harris, 1986: 503-504).
Desde el punto de vista biológico los gorilas, chimpancés y orangutanes en su
organización social siguen emparentados por un sistema patriarcal, sin embargo, para no
recrear una caricatura, se asume que los orígenes no debieron de ser muy distintos a la
situación actual, es decir que los orígenes del patriarcado no se llevan necesariamente en
los genes, sino que el hombre es un ser cultural, con capacidad de abstracción (Singer, P.,
& Cavalieri, P.1998)).
La cuestión para la antropología consiste en saber si lo genético o lo cultural determinan
la cultura o se implican ambas, ya que la cultura y la naturaleza se relacionan íntimamente,
es decir no tiene por qué prevalecer un determinismo biológico o cultural (Miedziam,
1995).
En una cultura de cooperación en la que los seres humanos van modificando las
conductas, el progenitor o a veces el padre sustituto empieza a interactuar en las labores
domésticas y en la crianza de los hijos, mientras que las mujeres trabajan.
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En el cambio de roles va apareciendo la significación de empoderamiento de la mujer,
en donde se busca un reconocimiento fundamental para la humanidad: como
administradoras, emprendedoras, creativas, cuidadoras y educadoras.
A través de la historia el sistema jurídico privó a la mujer de educación, y el derecho al
trabajo asalariado, reduciendo su condición humana no solo en condiciones de esclavas
sino de objetos sexuales de menor valor que los animales.
Por tanto, la narrativa del empoderamiento de la mujer, tiene que ver con la
modificación de los roles y el resultado histórico del derecho entendido como aprobación
más que fundación de derecho desde la violencia, es decir utiliza la narrativa de la
minusvalía de derecho para reclamar que durante muchos años se les negó el derecho a la
educación, el derecho a votar y a la equidad de género en política y economía.
Desde un punto de vista antropológico, el empoderamiento de la mujer puede
considerarse como: a) un reconocimiento, es decir, como una autorización de un sistema
de derecho nacional, convencional internacional; b) como un trastocamiento de la cultura
o c) como un nuevo orden que, para implementarse, requiere de la aniquilación actual del
orden patriarcal-machista.
Al respecto se puede decir que no hay un acuerdo con los diferentes grupos feministas,
hay más bien una protesta y rebeldía de la mujer hacia un tipo dominante de masculinidad
como lo es la machista (Aguilar, M. E. C., & Thuren, B. M. 2000) que el discurso oficial
del empoderamiento de la mujer trata de incorporar las solicitudes por medios
institucionales y por tanto legales, sin que llegue a la revolución, es decir que la narrativa
del empoderamiento de la mujer en sus cauces institucionales no arribe a la hostilidad
entre las fuerzas masculinizantes y las fuerzas femeninas, pues qué haría la mujer una vez
que conquiste el poder, ya que éste requiere de hostilidades para conservarse, es decir un
tipo de filosofía artera (qué entiendes por artero) para significarse.
Conclusiones
Limitar la violencia ha constituido la razón de ser del Estado, pero el mismo Estado es
violencia constituida, es decir, la apropiación de una filosofía práctica de lo artero, de la
hostilidad que impone un orden que no admite emancipación ni liberación, y que en vez
de ello instrumenta categorías para procesar solicitudes y demandas, de modo que para la
categoría de empoderamiento de la mujer no hay excepción a la regla, lo que hay más
bien, es un tipo de narrativa que funciona mediante el supuesto de una historia
dramatizada que tiene mujeres víctimas, mujeres esclavas, mujeres denegadas de derecho,
mujeres ilustres, mujeres creativas y mujeres bellas, lo cual significa que las mujeres
como categoría política- están ante la presencia de un discurso en cuanto dispositivo de
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poder, que mientras más rápido procese la protesta y la rebeldía acumulada durante largo
tiempo, el orden fundado en la violencia conservadora de derecho se perpetuará.
Lo que se tiene que preguntar es si esta narrativa sobre el empoderamiento de la mujer
conduce a una emancipación para crear un nuevo orden o si se trata de una liberación de
orgullo en donde lo femenino se autotransforma.
Si se elige la primera a de la libertad, entonces las víctimas serían sacrificantes, lo
cual está absolutamente en contra del tipo de mentalidad contemporánea que no se
sacrifica por nadie, sino que es narcisista, en cambio si la protesta llega a rebeldía y se
encamina por la vía de la liberación a partir de víctimas por el orgullo de ser mujer, lo
cual parece ser el caso.
Solo que a este diagnóstico le falta un ingrediente: la transición de la protesta la
rebeldía constituye un acto de hostilidad en una dialéctica de lo adentro y lo afuera
(Aguilar, 2016: 181) que no todos los seres humanos están dispuestos hacer para
autotransformarse, por ello el orgullo y la arrogancia terminan siendo incorporados en un
orden que se perpetúa en la violencia, como el mito de Níobe.
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