Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
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Estado de la cuestión
DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v2i2.12
Economía informal: paradojas
Informal economy: paradoxes
Luis Daniel Román-Cuevas. ID. 0009-0007-8652-5033
Instituto Politécnico Nacional, Escuela Superior de Economía. México
Email: luis_r.cuevas@outlook.com
Resumen
Se realiza una revisión de la literatura de la categoría de economía informal; antecedentes,
metodologías y nuevos enfoques que desplazan la idea de informalidad como sinonimia
de pobreza hacia la identificación de informalidad fuera de marcos normativos y no
obstante creadores de valor. La paradoja central reside en que, si bien la informalidad se
asocia tradicionalmente con pobreza, precariedad laboral y evasión fiscal, también es un
espacio dinámico que genera valor económico y ofrece beneficios no pecuniarios. Por un
lado, el enfoque de exclusión argumenta que la informalidad resulta de rigideces del
mercado laboral, bajos niveles educativos y la incapacidad del sector formal para absorber
mano de obra, lo que genera empleos vulnerables con salarios inferiores (en promedio
4,000 pesos mensuales versus 8,052 en la formalidad). Por otro lado, el enfoque del escape
postula que muchos trabajadores eligen voluntariamente la informalidad por sus ventajas,
como flexibilidad horaria, autonomía y, en algunos casos, ingresos comparables o
superiores, especialmente cuando perciben los servicios de seguridad social formales
como de baja calidad o costosos en relación con alternativas públicas como el Seguro
Popular. Esta dualidad crea una paradoja normativa: mientras el Estado busca formalizar
la economía para incrementar la recaudación y la protección laboral, sus propias políticas
sociales (como subsidios médicos gratuitos) pueden, paradójicamente, reducir los
incentivos para la formalización. Se concluye que la informalidad no es un fenómeno
homogéneo, sino un sector complejo donde coexisten la exclusión forzada y la elección
racional
Palabras clave: Desempleo, Informalidad, Economía informal, Creación de valor,
Economía
Abstract
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This paper reviews the literature on the informal economy category, including background
information, methodologies, and new approaches that shift the idea of informality as
synonymous with poverty toward identifying informality as something outside of regulatory
frameworks and yet creating value. The central paradox is that, while informality is
traditionally associated with poverty, job insecurity, and tax evasion, it is also a dynamic space
that generates economic value and offers non-pecuniary benefits. On the one hand, the
exclusion approach argues that informality results from labor market rigidities, low educational
levels, and the formal sector's inability to absorb labor, which generates vulnerable jobs with
lower wages (an average of 4,000 pesos per month versus 8,052 in the formal sector). On the
other hand, the escape approach posits that many workers voluntarily choose informality for
its advantages, such as flexible hours, autonomy, and, in some cases, comparable or higher
incomes, especially when they perceive formal social security services as low quality or
expensive compared to public alternatives such as Seguro Popular. This duality creates a
normative paradox: while the State seeks to formalize the economy to increase revenue and
labor protection, its own social policies (such as free medical benefits) can, paradoxically,
reduce incentives for formalization. The conclusion is that informality is not a homogeneous
phenomenon, but rather a complex sector where forced exclusion and rational choice coexist.
Keywords: Unemployment, Informality, Informal economy, Creation of value, Economy.
Enviado: 20.02:2019
Aceptado: 15.03:2019
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Ideas previas.
Cerca del 60% de la población trabajadora se localiza en la informalidad. Lo cual no
solo ha generado afectaciones en materia de recaudación de impuestos que, de acuerdo con la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en México, solo se
recauda el 30% de lo que se podría recaudar, atentando contra el crecimiento y productividad
del país, sino también, aquellos individuos que laboran en dicho sector sufren de inseguridad,
incertidumbre y falta de garantías en las condiciones de trabajo en las cuales operan, así como
ingresos mal remunerados. Del punto anterior, es importante mencionar que el ingreso
promedio de un trabajador formal, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI), es de 8,052.00 pesos mexicanos mensuales, mientras que un trabajador
informal percibe un ingreso promedio mensual de 4,000.00 pesos mexicanos mensuales.
Lo anterior invita a suponer que las variables más utilizadas en el estudio de la
informalidad impactan en la misma intensidad a distintos niveles de ingreso de la población
que se encuentra laborando en dicho mercado laboral.
Diversos estudios pretenden explicar el fenómeno de la informalidad. Harris y Todaro
(1970), así como Castells (1989) citan como causas prioritarias las rigideces del mercado
laboral formal; factores que van desde bajo nivel educativo, falta de tecnología, entre otros,
motivando un mercado laboral dual. Levy (2008) supone que el optar laborar en la
informalidad es cuestión de gusto. Supuesto similar el de Perry et al. (2007), el cual argumenta
la no existencia de limitaciones que se generan en la economía dual, sino que, más bien,
existen mercados laborales competitivos en los cuales los trabajadores localizan condiciones
similares y eligen el nivel óptimo de aceptación con respecto a las instituciones y mandatos
del Estado. Robles y Martínez (2018) afirman que los mercados formales e informales no son
mutuamente excluyentes, sino que son complementarios. Bazdresch et al. (2017), describe a
la informalidad como una respuesta natural del mercado laboral a la excesiva e ineficiente
regulación laboral, en donde la respuesta es crear valor, pero al margen de la ley.
Este es el caso de aquellos empleados que por cuestiones de flexibilidad de horario
deciden salirse de la formalidad por conveniencia.
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Para atender a estas inquietudes, se decide presentar un estado de arte que dé cuenta
de los desplazamientos conceptuales que ha sufrido la categoría de economía informal.
Problemática.
Situación del empleo en México
Citando a Huesca y Calderón (2011), tras la firma del Tratado de Libre Comercio de
Norteamérica (TLCAN) y dada su naturaleza dualista, México adopto un modelo económico
secundario exportador, caracterizado por la mano de obra barata y poco calificada. Esto
implicó que los salarios de los trabajadores más calificados se incrementaran, contrario a la
mano de obra no calificada la cual es abundante, pero con salarios bajos. También explican
que el cambio tecnológico de los países desarrollados llegó al país para complementar el
trabajo más calificado, desplazando a los menos calificados, teniendo efectos en la
distribución de la mano de obra y sobre su salario. Lo que acarrea como consecuencia un
mercado laboral deprimido, expulsando a la mano de obra poco calificada, la cual se aglutina
en el mercado laboral informal. Pacheco (2004), expone que las ocupaciones que se formaron
en el Valle de México entre 1991 y 1997, periodo donde se profundizó la liberalización de la
economía mexicana, detonó en mayor medida la informalidad, pues cerca del 70 % de las
ocupaciones que se formaron fueron micronegocios o de tipo no asalariados.
Seguido de esta apertura se instalaron en su mayoría empresas ensambladoras, las
cuales solicitan mayores requerimientos de calificación laboral debido a la maquinaria y
equipos utilizados, incrementando la desigualdad salarial, la informalidad y la precariedad del
trabajo. Tan y Batra (1997) citados en Huesca y Calderón (2011) estiman en su trabajo que,
si las empresas invierten en el entrenamiento laboral, tendrá un impacto beneficioso en el
salario de los trabajadores que se entrenen y advierten que la demanda de estos trabajadores
calificados continuará por el TLCAN ampliando la diferencia salarial de entre quienes se
califique lo hacen y los que no lo hacen.
Huesca y Calderón (2011) citaron el trabajo de Alarcón y McKinley (1997) el cual
dice que el sector de servicios se vio afectado, bajando las remuneraciones, mismas que
incrementaron en los trabajadores autoempleados, domésticos y ambulantes.
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Esto lo explican con un análisis empírico, observando que la amplia cobertura de
seguridad social entregada a los trabajadores caracteriza al sector de transformación, respecto
de los empleos perdidos del sector formal en el año 1995, los cuales fueron cobijados, por
decirlo así, por el comercio ambulante y de servicios, evadiendo, por tanto, las cargas al erario
fiscal.
El panorama económico actual ha mermado la generación de empleos formales en el
país, donde la precarización del empleo y el detrimento del bienestar de los trabajadores está
tomando mayor impulso, restringiendo el crecimiento económico. Según la Organización
Internacional del Trabajo en su informe anual titulado: Perspectivas Sociales y del Empleo en
el Mundo: Tendencias 2018 indica que la dificultad de pasar empleos informales a los canales
formales laborales tiende ir a la baja, donde cerca de 200 mil personas se estiman con empleo
vulnerable en solo un año, lo que quiere decir que, unos 15.5 millones de personas tienden a
no gozar de las ventajas del trabajo decente, que implica contar con seguridad social y/o
trabajo estable, “los informales no pueden cumplir con los requisitos y costos que implica la
incorporación a la formalidad” (Tokman, 2001) se basa en los bajos ingresos salariales, en la
carencia de prestaciones y estabilidad laboral, como caracteristicas del empleo precario.
Aunando lo anterior, la omisión de pagos y el cumplimiento de obligaciones motiva a
la población trabajadora a optar por la informalidad, dados los beneficios que les otorga este
sector (Rodarte, 2003). Como evidencia de que algunos trabajadores del sector informal
mexicano no estan en condiciones tan adversas, se encuentran los trabajo de Huesca (2005) y
Gong y Van Soest (2001), quienes suponen que los trabajadores, a pesar de ser calificados
para allegarse de un empleo formal, optan por incluirse a las filas de la informalidad
encontrando rentabilidad para sus actividades productivas.
La función del sector informal en el mercado de trabajo se ha caracterizado a través
del tiempo como un espacio económico de absorción de aquellas actividades productivas que
no han logrado insertarse en la dinámica económica legal y estructurada (Huesca y Camberos,
2009).
Por lo anterior, podemos resumir las características que presenta el mercado laboral
mexicano desde las últimas décadas que según Castro y Huesca (2007), las cuales son:
a) Crecimiento de la oferta laboral,
b) Consolidación de las actividades terciarias como principal demandante de
mano de obra
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c) Cambios espaciales en la actividad manufacturera,
d) Crecimiento del empleo informal,
e) Baja tasa de desempleo y,
f) Pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo y mayor flexibilidad salar
Antecedentes
El antropólogo Keith Hart fue pionero en estudiar el fenómeno de la informalidad en 1971 en
su análisis del mercado de trabajo de Ghana. El concepto de sector informal (SI) surge de la
observación del desenvolvimiento de los mercados laborales africanos, en el cual trata de
englobar todos los modos de producción y empleo que eran parte del funcionamiento de los
hogares, ya que son modos que no han madurado para operar como empresas
institucionalizadas y adquieran una naturaleza económica y jurídica propia con el objetivo de
optimizar y maximizar los modos de producción.
Según Bangasser (2000), el término sector informal fue acuñado en 1972 por la OIT
en su informe sobre Kenia titulado Incomes, Employment and Equality in Kenya llegando a
este término como conclusión a un asesoramiento integral en materia de empleo en Kenia,
siendo el primero en su tipo que permitió cuantificar sistemáticamente la actividad del sector
informal, sugiriendo al gobierno keniano reconocer su utilidad. Posteriormente, se comenzó a
hablar de “economía informal” para resaltar que la informalidad no es un “sector”, sino más
bien, una modalidad de realización de actividades económicas por parte de la población Cabe
señalar que en el informe se reconoce que el concepto de sector informal se originó a partir
del trabajo del personal del Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de
Nairobi, un hecho que, desde entonces, ha quedado en el olvido.
En otras palabras, no fue la OIT quien inventó el concepto del sector informal,
proveniente de pensadores y analistas de países en desarrollo.
Tras haber cumplido poco más de 20 años el término informal, la OIT indicó la necesidad de
medirlo para darle un lugar en las estadísticas nacionales y también en el desarrollo de política
pública que lo atienda; lo cual era imposible solo apoyándose de estudios de caso y con la
perspectiva de quienes lo dirigían. Debido a lo anterior, surgió una problemática en la cual se
presentaron dos frentes de análisis. Por un lado, se observaba a los informales como empresarios,
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y por el otro, como un anti-empresario, lo que obligó a realizar una clasificación de la fuerza de
trabajo que les asistía a dicho proceso laboral. Para converger lo anterior, la OIT tuvo la necesidad
de revisar las normas que regían las Cuentas Nacionales en el mundo. Este primer acercamiento
se dio en la XV Conferencia Internacional del Trabajo (CIET) en enero de 1993 en Ginebra. En
dicha reunión cabe resaltar tres elementos que impulso tal organismo para el entendimiento y
manejo de la informalidad. Negrete (2011) los delimita de la siguiente manera:
1) Descripción. Puso un mayor énfasis en aspectos descriptivos que teóricos,
sobre todo si los primeros motivan políticas públicas.
2) Definición. Buscó que el punto de partida de ese marco fuera un acuerdo,
en todo caso, sobre lo que no es la informalidad (después de todo el término
ya presupone un término negativo, que implica estar fuera de los canales
formales laborales).
3) Resolución. Promovió un marco de entendimiento lo más ecuménico
posible, donde las posiciones opuestas eran, más bien, complementarias.
La precariedad laboral
Se entiende como precariedad laboral al estado que guarda las personas
trabajadoras
que, por diversas situaciones sufren de inseguridad, incertidumbre y falta de
garantías en las condiciones de trabajo.
Antón (2006) en su libro “Precariedad laboral e identidades juveniles” indica
que el concepto de precariedad laboral abarca tres dimensiones:
1. La inestabilidad e inseguridad del empleo, se origina en la prevalencia de contratos
flexibles y temporales, lo cual no solo aumenta el riesgo de caer en desempleo, sino,
además deja a los trabajadores sin protección social.
2. Las condiciones laborales internas, a la inseguridad y riesgos para la salud laboral de
las condiciones de trabajo, a una excesiva movilidad geográfica, junto con la
flexibilidad de horarios y la prolongación de la jornada de trabajo (horas extras,
salarios bajos, son indicadores de condiciones laborales de precariedad).
3. Se busca un debilitamiento del poder contractual de trabajadores y sindicatos, por
medio de una menor protección social, menores garantías y derechos de los
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trabajadores, por la fragilidad y subordinación del poder empresarial y las
dinámicas de exigencia por parte de las empresas.
El empleo precario va entrelazado a salarios bajos, mayor indefensión y subordinación
empresarial. Antón (2006) menciona los dos indicadores fundamentales para definir la precariedad
laboral; el tipo de contrato temporal y paro de labores, agregando uno más, los contratos
indefinidos, ya que estos nuevos contratos se asocian a la inestabilidad de los temporales.
De acuerdo con Cuevas et al. (2016), en su estudio para el caso mexicano, menciona
que más de la mitad de la población pertenecientes al sector informal se encuentra con
trabajos precarios caracterizados por bajos ingresos y sin acceso a la seguridad social, lo
que provoca dispersión en los ingresos de los individuos que componen el sector en cuestión.
Siguiendo al mismo autor, asocia la precariedad laboral a los mercados laborales externos
y al mercado de trabajo secundario, diferenciándose del empleo de calidad por la incorporación
del desempleo y el trabajo irregular; agrega conceptos como: inestable, inseguro, temporal,
discriminatorio o injusto y con pocos derechos, todos estos abarcando la irregularidad o
ilegalidad y la arbitrariedad empresarial.
Consistente a lo expuesto por Tokman (2001), el cual sostiene textualmente lo siguiente:
“en países de menor desarrollo relativo, el problema del empleo se concentra no tanto en el
desempleo, sino principalmente, en aquellos que estando ocupados reciben un ingreso
insuficiente”.
Siguiendo esta línea, Ochoa y Ordónez (2004) indican que, a pesar de ser trabajos precarios
los que se localizan en la informalidad, mencionan que el sector informal puede ser la válvula de
escape para las personas con un nivel de educación menor, en momentos de crisis económica. Por
el contrario, si la economía se encuentra en auge, la informalidad se aprecia como una opción al
desempleo; acarreando variaciones en los salarios, no solo en el mercado laboral formal, sino
también en el informal, donde el ingreso de los informales aumentará como
consecuencia de la disminución del exente de mano de obra. Argumento similar el de
Pedrero (2009), donde suponen que las consecuencias de la reducción del mercado laboral formal
y de las barreras que lo diferencian, la población recurre al autoempleo, ya sea como vendedores
ambulantes o prestatarios de servicios, siendo el ambulantaje la estructura ocupacional con mayor
tasa de crecimiento dentro de la informalidad. Con la apertura económica se implementaron
actividades de poducción con ecnologías intensivas en capital, comerciando
por redes o centros comerciales ocultos através de los vendedores
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ambulantes llegando así a los consumidores, polarizando la economía y aumentando la
precarización entre los trabajadores.
¿Qué es la informalidad?
Para dar una idea general del fenómeno informal se habla de un sector o un ámbito
constituido por un conjunto de unidades económicas de ciertas características. Sin embargo,
la conceptualización lanzada en la XV CIET (1993) entrelaza los términos sector e informal
en la cual se producen bienes y servicios de mercado, delimitando la atención exclusivamente
en la unidad económica y desplazando las características o condiciones de las personas.
No obstante, el sector informal en general puede caracterizarse como algo consistente
en unidades económicas orientadas a la producción de bienes y servicios con el objetivo
primario de generar empleo e ingresos para las personas involucradas. Estas unidades operan
comúnmente a un nivel mínimo de organización, con escasa división o separación entre capital
y trabajo, produciendo a pequeña escala. Las relaciones laborales a su interior, cuando estas
existen, se basan en empleo casual, relaciones personales y sociales y por parentesco, más que
acuerdos contractuales acompañados de garantías formales (Hussmanns, 2004).
Esto es una forma elegante de quitar la mirada de quienes se aprovechan de este
fenómeno para aumentar sus ganancias, y dirigirla en encontrar una forma para conectar las
políticas públicas y no enfocarse solo en el cumplimiento del código civil o penal.
Según Perry et al. (2007) es difícil saber el motivo por el cual estos operadores se
arraigan en la informalidad, pues se desconoce si es porque se les excluye de la formalidad o
por que escapan de ella.
Negrete (2011) considera que no hay que enfocar a la informalidad como un ente que
forma parte de actividades delictivas; como la extorción, el narcotráfico o la trata de blancas
quedando fuera de las encuestas, pero aun sabiendo cuál es su impacto en el Producto Interno
bruto (PIB) a través del consumo que realizan los integrantes de estas prácticas. Sin embargo,
algunas prácticas criminales que se camuflan en el comercio informal son captadas en las
encuestas, tal es el caso de la venta de piratería u objetos robados o “fencing”.
Por lo anterior, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) desarrolló su propio concepto de economía informal, estableciendo cinco
componentes para su definición, independientemente de su nivel de actividad y participación
en el PIB (OCDE, 2002), los cuales son:
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a) La producción para el propio consumo (como podría ser el caso de la
agricultura de subsistencia).
b) El sector informal.
c) La subdeclaración de actividad por parte de los formales.
e1 Fencing es el término en ingles que se refiere a la venta de objetos robados
o que transgreden los derechos de autor con la venta de sus obras.
(Negrete,2011)
d) Las actividades ilegales entendidas como actividades criminales, pero que
suponen transacciones basadas en acuerdo de las partes. (solo aplica a las
transacciones de mutuo acuerdo e intercambio como venta de armas o droga, el
comercio de lo robado al ser extraído no supone una transacción u operación entre
las partes, no obstante, su ulterior comercialización ya involucra transacciones
ointercambios).
e) Los errores de los sistemas estadísticos (como directorios deficientes de
negocios y empresas que no cubren a todas las que están registradas y/o que no se
actualizan a tiempo).
De la suma de los supuestos a) y b) surge un subconjunto del sector informal, conocido como
economía subterránea, caracterizada por no declarar la producción de bienes y servicios; evasión
fiscal y carencia de seguridad social para los que laboran en ella.
De lo anterior, se alcanza a discernir que el concepto planteado por la XV CIET (1993)
explica que el sector informal es una forma de sustento, como una actividad o trabajo
económico, lo cual hace que quienes participen de ella formen parte de la ocupación o de los
insumos laborales de un país al aportar a la producción de bienes y servicios, más allá de
distinciones entre lo legal y lo ilegal.
El siguiente elemento descriptivo profundiza en el concepto de informalidad.
Hussmanns (2004) señala que las unidades de producción del sector informal son
microempresas con capital y otros activos propios de los hogares y por ende de los que residen
en él. Dichas unidades económicas no realizan transacciones económicas ni establecen
contratos con otras unidades, además de no realizar inversiones al negocio ni asumir riesgo
alguno que motive al crecimiento de la empresa y, si lo realizan deben hacerse de
financiamiento bajo su propio riesgo y están personalmente comprometidos, sin límite alguno,
por cualquier deuda u obligación incurrida en sus procesos productivos.
Comúnmente los gastos de producción son con frecuencia los gastos del propio hogar.
Del mismo modo sucede con el capital del negocio, el cual es indistinto entre el del hogar y
la empresa.
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Esta segunda descripción enfatiza que las unidades económicas son empresas de
hogares, precisando que el trabajo no necesariamente se realiza en el hogar, lo que significa
que son diferentes en sus atributos a las empresas formadas como corporaciones.
Diferenciándose por la falta de personalidad jurídica y económica propia y disminuir el riesgo
de perderlo todo por si el negocio sale mal.
Definiciones de la informalidad
La definición de informalidad es diferente conforme a las condiciones propias del
país en el que se realiza su medición, este cambio se debe a los distintos criterios en los
que se basan sus análisis, donde los investigadores la definen conforme al problema que se
les presenta al momento, motivando a que surjan distintas definiciones y confusión por la
terminología utilizada.
El sector informal está conformado por el grupo de empresas, trabajadores y
actividades que participan fuera de los marcos legales y normativos que presiden la
actividad económica. Lo cual significa que, el pertenecer al sector informal presume estar
al margen de las cargas tributarias y normas legales, lo que a su vez no los hace contar con
la protección y los servicios que el estado puede ofrecer.
Las interpretaciones de informalidad son variadas, la OIT (2013), establece a la
informalidad como un conjunto de vulnerabilidades y deficiencias que persisten en el trabajo
formal. Para poder considerar a un empleo formal, este debe llevar los siguientes cuatro
pilares del trabajo decente:
Creación de empleo
Protección social
Derechos en el trabajo
Diálogo social
El trabajo decente implica que las mujeres y los hombres tengan oportunidades de
conseguir un trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad
humana.
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Como anteriormente vimos en los antecedentes, la primera definición de sector
informal comenzó con el concepto de empresas de sector informal donde aquellas de tamaño
micro o pequeño no registradas que producen bienes o servicios para su venta, ya sea
trabajando solos o con ayuda de personal contratado o de algún familiar que no reciba salario.
Exceptuando a la agricultura de autoconsumo, trabajos domésticos y trabajo voluntariado, esto
debido a la metodología empleada
Como podemos observar, se aprecian características distintivas en cuanto a la
definición de la informalidad se refiere. Algunas otras definiciones de la informalidad son:
Sector informal. Según la OIT (2013) un grupo de unidades de producción
familiar que no están registradas formalmente (sin acta constitutiva) y empresas
que cuentan con trabajadores informales (sin dar de alta ante el SAT).
Empresa de sector informal. Son aquellas empresas no registradas de tamaño
micro o pequeño que implican producción de bienesy servicios (OIT, 2013).
Empleo en el sector informal. Para la OIT (2013) la definición depende del país,
ya que depende de sus características; la zona geográfica, estratificación de las
empresas, base de datos y como se definen las actividades económicas dentro de
este.
Empleo informal. En el informe presentado por OIT (2003) integra más el
concepto y lo definen como el número total de empleos informales encontrados en
las empresas formales, hogares y empresas del sector informal. Para comprender a
cabalidad lo anterior, se deben considerar los siguientes puntos:
1. Autoempleo (solos) en sus empresas dentro delsector informal.
2. Autoempleo y trabajadores asalariados laborando a sus empresas en dentro del
sector informal.
3. Trabajadores familiares, sin importar el tipo de empresa.
4. Trabajadores asalariados no protegidos laborando para unidades económicas
formales.
5. Trabajadores que tengan un empleo informal sujeto a la ley o en la práctica,
trabajos no sujetos a la ley federal del trabajo vigente, tributación y seguro social,
así como prestaciones sujetas a la ley.
6. Los productores de bienes para el autoconsumo familiar.
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Economía informal
La OIT (2013) define que todas las actividades realizadas por unidades de producción
y económicas que no son cubiertas por las disposiciones contempladas en un empleo formal.
Empleo en la economía informal. Para la OIT (2013) es la suma de empleo
informal y empleo en el sector informal.
Empleo con paga informal. Según la OIT (2013) son empleos remunerados que
no son sujetos al pago de impuestos, protección social o a los derechos que se hace
merecedor por ser trabajador.
El sector informal Tokman (1989) menciona que el sector informal es
heterogéneo, y dichas actividades tienen mayor presencia en los negocios por
cuenta propia y en el trabajo asalariado.
Comprendiendo las dos descripciones anteriormente mencionadas, se podría partir
al concepto de Sector Informal, el cual según Hussmanns (2004) define como: “empresas
privadas no incorporadas, esto es, empresas pertenecientes a individuos u hogares que no
están constituidas como entidades legales separadas de sus dueños y para las cuales no se
dispone de una contabilidad completa que permita la separación financiera de las
Actividades de producción de la empresa de otras actividades de sus dueños”.
Lo anterior se refiere a las empresas de hogares que se distinguen de otras empresas
por la carencia de una organización legalmente establecida y por la ausencia de prácticas
contables que permitan distinguir flujos económicos y patrimoniales del hogar y del negocio.
En este concepto podemos encontrar las dos características más vinculas al sector: sin
registro de actividades y pequeña escala de operaciones. El primero de ellos es producto de
no llevar una contabilidad consolidada, esta incapacidad de no llevar un registro no es
consecuencia de no estar formalizado como empresa, ya que puede existir de forma muy
simple una sistematización de sus operaciones, lo que a su vez es una contradicción, ya que
en el sector informal es nulo este comportamiento, lo que a su vez dificulta la división entre
unidad económica y persona.
La segunda, la cual implica un grado de complejidad en sus procesos y operación, no
se requiere llevar una contabilidad consolidada, ya que la escala de producción es baja y los
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procesos son rudimentarios y carentes de complejidad. Ejemplo de lo anterior, aquellos que
se dedican a la pesca, pues la dificultad en su monitoreo, y no poder diferenciar si la actividad
es para autoconsumo o para venta, limita su observancia y dificulta que contribuyan con sus
impuestos. Son las razones que considero la XV CIET (1993) para no incluirlos en el concepto
de sector informal.
Empleo informal
Posteriormente se llegó a una resolución en la cual se estableció que el sector informal
cuenta con dos tipos de unidades económicas: trabajadores y empresas, donde la definición a
nivel trabajador o nivel individual es de las más empleadas para el estudio de la informalidad
en la actualidad.
Aquellos que trabajan por cuenta propia (salvo los administrativos, profesionales y
técnicos) ya sean solos o con ayuda de sus familiares y que no son remunerados por su
actividad en la empresa y los que toman un perfil de empleadores, donde no es necesario que
sus familias participen en el proceso de producción, pero si son carentes de registros contables.
De acuerdo a lo anterior, todo tipo de empleo ya sea como actividad principal o para
complementar sus ingresos son parte del sector informal, sin tomar en cuenta sus condiciones
laborales, solo se excluye a los trabajadores domésticos y agrícolas remunerados.
La OIT (2018) estima para México que la mediana del empleo informal con respecto
el empleo total supera el 53%, donde el grueso del empleo informal tiene lugar entre los
trabajadores por cuenta propia y los empleadores del sector informal, pero la incidencia del
empleo informal aumenta entre las empresas formales.
En el estudio de Huesca (2008), la participación relativa en el trabajo por cuenta propia
y asalariados se ubica en 44% y 50% respectivamente; dentro de la actividad por cuenta
propia, la informalidad tiene mayor presencia en las ramas del comercio y los servicios, y
sobresaliendo los servicios de tipo profesional y del turismo.
¿Cómo se define la informalidad en México?
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En México, el concepto sector informal es adoptado en el 2005 a partir que se obtienen
las bases de datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), siendo la
consolidación y fusión de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU) y la Encuesta
Nacional de Empleo (ENE), quienes por más de 20 años estuvieron proporcionando
información de la población ocupada y desocupada.
EL Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) trabajando junto a la OIT
en el seno del denominado Grupo de Delhi, haciendo uso de las áreas de investigación y de
encuestas en hogares, llegaron a una medición más general e integradora del fenómeno del
empleo informal.
Actualmente se contempla la ya mencionada definición de sector informal (empleo
generado por unidades económicas no registradas, donde la persona y la empresa es lo mismo)
junto a todo trabajo que no cuente con seguridad social, aunque los trabajadores laboren para
empresas formales.
Es por esto que en México la definición de informalidad la llegamos a encontrar bajo dos
enfoques:
Nivel agregado o nivel empresa; donde se contempla como empresa informal
aquella que cuente con menos de quince individuos y carezca de registro contable
(que no paga impuestos).
Nivel individuo; donde no existe la cobertura del seguro social sin importar que
labore en una empresa formal o informal (definición de empleo informal).
Metodologías
El sector informal es asociado con actividades de ambulantaje, a la carencia de
seguridad social, al desempleo, a la falta de tecnología y a los bajos niveles de productividad,
sin olvidar la poca o nula recaudación fiscal.
Sin embargo, es importante conocer las vertientes que permitan estudiar y entender
mejor al fenómeno de la informalidad ya que bajo ninguna perspectiva ha sido explicada en
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su totalidad, razón que hace pensar que los enfoques no son excluyentes, sino que se
complementan en el caso mexicano.
Enfoque estructuralista
El punto de vista estructuralista responde a variables de carácter estructural de la
economía. Ejemplo de estas son la estructura sectorial, el nivel de capital físico y humano, las
características del mercado laboral y nivel tecnológico con el que cuenten.
Uno de los pioneros en explicar el enfoque estructuralista es Lewis (1954), el cual lo
define como la incapacidad para absorber la mano de obra por parte del sector moderno, que
a su vez plantea que este sector está poco desarrollado, lo cual explica el incremento de
empleos de baja calidad.
Desembocando en la marginalidad, pobreza, baja productividad, poca
calificación de los individuos y restricciones en el acceso al capital.
Portes (1995) como crítico de este enfoque dice, primero se presenta la modernidad de
la economía y enseguida se da paso a la informalidad laboral. Ejemplificando lo mencionado
tenemos que la introducción de tecnologías nuevas significa que se reducirá la cantidad de
empleos que podrían ocupar trabajadores calificados, los cuales formarían sus propios
empleos buscando su supervivencia. Pinto (1970), bajo una concepción estructuralista,
argumenta que la causa principal que motiva la informalidad en los países periféricos es el
atraso tecnológico.
Prebisch (2012) nos expone una América Latina como una periferia en la economía
mundial, siendo la participación de esta, en la producción de alimentos y materias primas para
el consumo de países centralizados. Cuyas recompensas se obtienen por la venta de estos
insumos primarios, quedando en disparidad los países periféricos por el comercio tan desigual.
También remarca la importancia de invertir en la tecnología, sin embargo, al ser un proceso
lento y donde los países centrales tienen ventaja, son estos quienes dictan la forma de producir.
Otro pensamiento estructuralista es el de Pinto (1998) remarcando la importancia en
la especialización. En otras palabras, mejorar las características de los recursos o productos
para la exportación. También hace énfasis en lo político- institucional; dice que cuando el
Estado intervino de forma independiente, hubo las posibilidades y condiciones de pasar
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recursos hacia las demás actividades económicas, lo cual dio pie a dinamizar las actividades
exportadoras.
Enfoque institucionalista
En contraparte la visión institucionalista cuenta con factores de carácter institucionalistas.
Relaciona la informalidad con las barreras legales para la formación y funcionamiento de las
empresas (como son los impuestos, costos laborales, regulaciones ambientales, pago
diferencial de servicios públicos) y la ineficiencia del Estado para proveer sus servicios
(recaudación fiscal, medidas de restricciones del mercado laboral, calidad de las instituciones
gubernamentales y medidas de inspección del empleo).
Portes (1995) y De Soto (1989) tienden en sus estudios a la visión institucionalista,
quienes asocian a la informalidad a la omisión de las reglas legales, siendo incentivadas por
las ineficiencias del estado y el pago de impuestos. Por lo que definen al sector informal como
el conjunto de unidades económicas que no pagan impuestos ni respetan las regulaciones
institucionales.
Perry et al. (2007) por su parte, expone que la informalidad es un escape al desempleo,
donde los informales creen que los beneficios son mayores a los del empleo formal, tales como
mayor flexibilidad y manejo de tiempo, así como ingresos iguales o superiores a los percibidos
en la formalidad.
Maloney (1998) menciona que la variación entre recesiones y auges económicos
influyen en la informalidad, cuando hay mayor inserción en este tipo de empleos es cuando
está estable la economía, por lo que se encuentra como una opción de ingresos, pero no como
la opción deseada para trabajar. Contrario a lo expuesto por Levy (2008), el cual indica que el
ser informal es por voluntad y gusto, supone que las personas valoran la seguridad social a
menos de su costo, esto es que, al obtener un servicio de salud gratuita como el Seguro
Popular, lo consideran poco confiable y de baja calidad como si estuvieran afiliados al
Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores (ISSSTE), por lo que no encuentran beneficio en formalizarse.
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Enfoque crítico de exclusión
La informalidad ha sido estudiada principalmente bajo el enfoque de exclusión. Inicialmente
Hart (1971) supone que en la economía coexistía un mercado de producción capitalista con
corte urbano y una del tipo rural, caracterizada por bajos niveles de eficiencia y niveles
considerables de estancamiento (OIT, 2013).
Harris y Torado (1970) sostienen que la informalidad nace de un mercado laboral
fragmentado con rigideces institucionales que generan una economía dual. Aquí se asume que
los mercados laborales no son competitivos, existiendo nula transición entre el sector formal
e informal.
Schneider et al. (2010) muestra que la informalidad no es única de países en desarrollo,
pues a pesar de que en América Latina la tasa de informalidad es del 34.7% en el 2005, en los
países con los ingresos más altos de la OCDE predomina alrededor del 13.5% del fenómeno
en cuestión en el mismo año. Prebisch (1984) expone que la informalidad es el resultado de
la crisis del capitalismo periférico, caracterizado por la baja industrialización que caracteriza
a América Latina.
Tokman (1987) en sus estudios referentes al tema dentro del Programa Regional de
Empleo en América Latina y el Caribe (PREALC), subraya que la informalidad es el resultado
de un acelerado crecimiento de la fuerza laboral y una alta desigualdad en la distribución de
los ingresos en los países de la periferia. Tokman (1987) propone una intervención eficaz por
parte del Estado para mejorar los ingresos de la población y disminuir la desigualdad entre la
población ubicada en la informalidad. Lo anterior se lograría mediante la integración del
sector informal en el proceso de modernización, apoyado por acciones gubernamentales que
motivaran un comportamiento autosostenible de crecimiento. Véase que el enfoque de
exclusión supone mercados laborales no competitivos.
Brandt (2011) menciona como causa prioritaria el nivel de educación de la fuerza
laboral en los países periféricos, presentan bajos niveles de aprendizaje y de conocimiento
adquirido lo que genera dificultades para que se incorporen a la economía formal. Como a su
vez Gong y Van Soest (2001), mediante un modelo de panel con efectos dinámicos
aleatorios,argumentan que los dos planeamientos (exclusión y escape) son válidos, y que la
diferencia radica en el nivel de educación de los individuos.
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Los estudios de Alcaraz et al. (2008) muestran que, aunque parezca que los informales
en México encuentran mayores beneficios en el corto plazo, padecen de una “penalización
salarial”. Los trabajadores en la formalidad ganan en promedio un 13% más que los
trabajadores que trabajan dentro de la informalidad siendo el mismo tipo de empleo y de
trabajador. Alcaraz et al. (2008) también argumenta que la rigidez que persiste en el mercado
laboral ha motivado un crecimiento del sector informal.
Burchardt (2012) plantea cuatro tipos de exclusión laboral existente en América Latina
que privan el acceso a un trabajo de calidad y decente que cubra las necesidades de los
trabajadores, las cuales son determinadas por el contexto económico productivo e
institucionalidad laboral. 1) Inactividad económica involuntaria; estos son individuos con
ganas de trabajar y pertenecer a la Población Económicamente Activa (PEA), mejor conocida
como ocupada, pero no pueden conseguir trabajo debido a circunstancias que no pueden
controlar. 2) Desempleo abierto; a estos individuos los podemos apreciar desde la tasa de
desempleo en México, para darnos una idea mejor, Robles (2016) estima la PEA a la edad de
14 años y muestra que la población desocupada es de 2,393,960 de individuos mientras que
la población ocupada es de 50,852,863 de personas con datos de la ENIGH 2014. Pero al
ajustar la estimación a la edad de 15 años, conforme a la última resolución tomada por el
congreso mexicano en 2014, como la edad nima para laborar en México se deja fuera del
conteo alrededor del 2% de la población que satisfacía dichas características. Lo anterior
significa que la informalidad se reduce, pero no por atacar al fenómeno directamente,
solamente se motiva este decrecimiento por el ajuste de los números inducidos por la reforma
laboral.
A continuación, tenemos al 3) Empleo en actividades de baja productividad; se
conformada por individuos que se ven obligados a aceptar trabajos con malas condiciones
laborales para poder subsistir, como consecuencia de no poder encontrar un empleo de mayor
calidad. 4) La debilidad institucional, como último factor de exclusión laboral, nos dice que,
aunque los individuos se encuentren laborando dentro de circuitos productivos de mediana o
alta productividad, no tienen acceso a los beneficios de un trabajo formal dadas las
condiciones contractuales en las que trabajan las personas. Este cuarto punto está muy ligado
al factor de escape que se refiere a la relación Estado individuo (Perry et al. 2007 y
Hirschman, 1970) y la forma en cómo interactúan.
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Por lo que las acciones para desregular el mercado de trabajo, entre las que destacan
contratos laborales más inestables, deterioro y reducción del sindicalismo, así como la opinión
que exista por parte de la población hacia el Estado, entre otras medidas, han motivado a creer
que la informalidad no solo se gesta por factores de exclusión sino también por la desconfianza
del trabajador hacia el Estado, al darle parte de su ingreso para el pago de un servicio el cual
es considerado de baja calidad, de la misma forma la presencia de leyes laxas, que en vez de
presionar para que los individuos se vuelvan formales, son premiados con beneficios fiscales.
Esto puede ser ejemplificado con la Seguridad Social de México, Robles (2016) nos
dice que la opinión de los trabajadores acerca de la seguridad social es de desconfianza, baja
calidad o inaccesible por las largas distancias y no vale la pena pagar el servicio médico ya
que su homologo el Seguro Popular cuenta con las mismas características pero no es
obligatorio el pago del impuesto solo del servicio cuando se requiera, o como Levy (2008) lo
expondría, el impuesto al trabajo formal es mayor para los individuos pobres quienes no
encuentran un beneficio que supere el pago de dicho impuesto, en cambio el obtener el
subsidio al trabajo informal es mayo
Nuevos enfoques
El enfoque de escape propone una visión opuesta al de exclusión. En ella, si existen mercados
laborales competitivos, donde la transición de un trabajador del mercado informal al formal
se puede dar sin mayor complicación. Hirschman (1970), fue el primero en acuñar el término
escape “exit” para referirse a dos acciones que puede tomar un individuo respecto a la
organización a la que pertenezca. Una de ellas es que el individuo puede expresar su
insatisfacción con los resultados de la misma y con la esperanza de mejorar, pues en caso
contrario decide retirarse con sus asuntos a otra parte al no tener atención a sus demandas. Es
decir, la informalidad es generada por la relación Estado individuo.
El escape según Perry et al. (2007) supone la existencia de mercados laborales
competitivos, donde los trabajadores encuentran condiciones similares en ambos sectores, por
lo que escogen su nivel óptimo de aceptación con respecto a las instituciones y mandatos del
Estado, por lo que laborar en la informalidad es una cuestión de voluntad.
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De Soto (1989) en su trabajo “El otro sendero” estudia la informalidad para el caso de
Perú donde describe a la informalidad bajo un marco regulatorio. El trabajo fue pionero en
argumentar que la informalidad no es causada por rigideces y altas barreras que existen en el
mercado laboral formal, sino es la respuesta de los menos favorecidos por la incapacidad del
Estado para atender sus necesidades, donde el aparato legal afecta a ciertos grupos y favorece
a otros. La óptica de Levy (2008) argumenta que el crecimiento del sector informal se debe
en gran parte a las deficiencias de la política social del gobierno mexicano, pues bajan
relativamente los costos de ser informal o incluso premiándolos, como el programa
“Crezcamos Juntos”2 a través de incentivos fiscales a quienes se vuelvan formales o el Seguro
Popular.
Lo anterior, bajo el argumento de que los individuos valoran a menos de su costo la
seguridad social, por lo que no encuentran necesidad de realizar sus aportaciones para recibir
un servicio que consideran de baja calidad, además que pueden acceder a uno con
características similares y que se otorga de manera gratuita, situación que se acentúa en la
población con ingresos bajos. En otras palabras, los informales suponen que las ventajas de
un empleo formal con ingresos bajos y que realicen su aportación al sistema de seguridad
social no compensan un mayor consumo presente, ni la flexibilidad en tiempo, que les permite
un trabajo informal. Más aún, si la opinión hacia el sistema de seguridad social es negativa, el
factor de escape llega a ser más relevante, pues puede influir en la decisión de los trabajadores
para continuar con dicho servicio o dejarlo e insertarse en la informalidad, importancia aun
mayor cuando tienen acceso a programas populares que otorguen seguridad social y que no
les genere costo alguno como el seguro popular (Levy, 2008).
Sin embargo, estudios acerca de la influencia del seguro popular en la decisión de los
individuos para optar por la informalidad se encuentran dividida. Campos y Knox (2013)
muestran que la informalidad no crece a pesar de incrementarse los recursos públicos para dicho
programa. Por su parte la investigadora Zonszein (2012), en su análisis para encontrar los efectos
del Seguro Popular, encuentra que no altera la oferta laboral, pero sí incrementa la informalidad
en 10%.
Perry et al. (2007) mediante un análisis de las motivaciones, preferencias por los beneficios
y características no pecuniarias como autonomía, estabilidad, flexibilidad y movilidad de los
individuos, así como de la determinación de su nivel de satisfacción y bienestar con su empleo,
encuentra que en ciertos países de América Latina como el caso de México y República
Dominicana se observa una integración alta entre los mercados laborales, por lo que “la mayoría
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de los trabajadores informales lo son por elección propia” (Perry et al., 2007); en otras palabras,
no sólo factores de exclusión influyen, sino también factores de escape determinan la informalidad.
Lo anterior ayuda a comprender de mejor manera el fenómeno de la informalidad, el
cual se deriva de tres situaciones:
1. La primera, los países difieren en historia, normatividad legal e instituciones,
por lo que los mecanismos de exclusión son más significativos en unos países y los
de escape en otros.
2. La segunda refiere a la heterogeneidad que se presenta en el sector informal,
pues pueden llegar a diferir conforme a la definición que se utilice para medirla;
en México se mide bajo dos perspectivas a nivel individuo y a nivel de empresa.
3. La tercera sostiene que es casi imposible distinguir entre exclusión y escape, por
ejemplo, Levy (2008) menciona que si un individuo vive en zona rural, no
encuentra sentido pagar por un servicio al cual no tiene acceso, o simplemente, los
individuos no calificados que se encuentran laborando en este sector, y que realizan
su contribución a la seguridad social, recibiendo ingresos más bajos, encuentran
que las ventajas que obtienen por dicho empleo no compensan un mayor consumo
presente, ni la flexibilidad que pueden obtener si optaran por un trabajo informal.
Es necesario observar factores de escape y exclusión como causas de exclusión laboral. En
estudios como los de Gong y Van Soest (2001) y Brandt (2011) concluyen que ambos
planteamientos son válidos para entender el fenómeno y que si hay una diferencia esta es la
educación que el individuo reciba. Al ser un fenómeno muy complejo y de variar aristas
podemos concluir que la informalidad llega a diferir entre países. Incluso dentro de un país
este llega a cambiar ya sea por factores culturales, sociales, económicos y geográficos
influyendo en su crecimiento o decrecimiento.
Consecuencias
En consecuencia, se puede advertir sobre un desplazamiento conceptual que ha sufrido en esta
última década el concepto de economía informal, lo mismo que las categorías subordinadas a
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dicho concepto, que ahora son más significativas en ámbitos jurídicos, políticos e incluso, se
podría decir, en diagnósticos sociológicos, pedagógicos y perfiles psicológicos.
En otros términos, este desplazamiento caracterizado por la anomía hacia lo
heterónomo, en donde lo estrictamente económico muda hacía paradigmas normativos deja al
descubierto la afirmación según la cual, los procesos de valor no excluyen el fenómeno de la
informalidad sino que son consustanciales a la valorización por otros medios que no se
corresponden necesariamente con las políticas estatales sino que forman parte de un repertorio
de discursos jurídico-políticos que necesitan de validarse a partir ejes de análisis heterónomos
propios del ámbito estatal.
El anterior razonamiento conduce a la viaja teoría determinista de los económico sobre
los político que solo puede salvarse apelando a la analogía platónica sobre el animal policéfalo
o animal polícromo, según el cual, solo se aprecian las mutaciones que tienen lugar en este
organismo susceptible de mediciones sin que por ello se cuenta de su evolución o
disolución, del mismo modo las mediciones que la economía realiza sobre categorías como la
informalidad y el desempleo atiende a los grados de mutación de un organismo social, en
donde lo normativo y político limita o permite su desarrollo.
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