Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
18
Artículo
DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v2i2.10
Instauración de las cofradías en
la Nueva España
Establishment of brotherhoods in New Spain
Gabriela Mahelet Sosa-Rodríguez. ID. 0000-0002-6592-7312
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Historia,
México
Email:maheletsosa@yahoo.com.mx
Resumen.
Conforme a un estudio de archivo, se desarrolla un análisis diacrónico de carácter evolutivo que
establece el origen de las estructuras y funcionamiento de la organización de la sociedad
novohispana a partir de la institución cofradial. Se analiza el papel fundamental de estas
hermandades en la organización sociopolítica y religiosa del territorio novohispano. Tras la
Conquista, las cofradías se establecieron como instituciones clave que fusionaban lo espiritual y
lo temporal, proporcionando asistencia mutua, asegurando entierros dignos y fomentando el
culto a santos patronos. Inicialmente urbanas y exclusivas para españoles, como la de Los
Caballeros de la Cruz fundada por Hernán Cortés, estas cofradías replicaron modelos
peninsulares, enfatizando la pureza de sangre y actuando como redes de seguridad social.
Posteriormente, se expandieron a las comunidades indígenas, donde fueron instrumentalizadas
por las órdenes mendicantes para consolidar la evangelización y la aculturación. En este proceso,
los santos católicos sustituyeron a las deidades prehispánicas, y las cofradías indígenas, aunque
más modestas, facilitaron la preservación de prácticas comunitarias y sirvieron como
mecanismos de crédito y cohesión social. El estudio también distingue otros tipos de cofradías:
las gremiales, que regulaban oficios, y las de negros y mulatos, que permitieron la fusión de
tradiciones africanas. Con el tiempo, surgieron cofradías mixtas, reflejando el creciente
mestizaje. Se concluye que estas instituciones no solo arraigaron profundamente la religión
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
19
católica, sino que también estructuraron la vida económica y social, formalizaron la
territorialidad y crearon un sentido de pertenencia, legando costumbres que persisten en la
actualidad.
Palabras clave: cofradía, Nueva España, instauración, sociedad, estructura social.
Abstract.
Based on an archival study, this article presents a diachronic, evolutionary analysis that
establishes the origin of the structures and functioning of the organization of New Spain society
based on the institution of brotherhoods, which established norms, cults, and attitudes for the
formation of political-religious unity. The article analyzes the fundamental role of these
brotherhoods in the sociopolitical and religious organization of New Spain. After the Conquest,
the brotherhoodslay associations of medieval originestablished themselves as key
institutions that fused the spiritual and temporal, providing mutual assistance, ensuring dignified
burials, and fostering the worship of patron saints. Initially urban and exclusively for Spaniards,
such as the Knights of the Cross founded by Hernán Cortés, these brotherhoods replicated
peninsular models, emphasizing purity of blood and acting as social safety nets. Later, they
expanded to indigenous communities, where they were instrumentalized by mendicant orders to
consolidate evangelization and acculturation. In this process, Catholic saints replaced pre-
Hispanic deities, and indigenous brotherhoods, although more modest, facilitated the
preservation of community practices and served as mechanisms of credit and social cohesion.
The study also distinguishes other types of brotherhoods: guilds, which regulated trades, and
Black and mixed-race brotherhoods, which allowed for the fusion of African traditions. Over
time, mixed-race brotherhoods emerged, reflecting the growing mestizaje. The author concludes
that these institutions not only deeply rooted the Catholic faith but also structured economic and
social life, formalized territoriality, and created a sense of belonging, bequeathing customs that
persist today.
Keywords: brotherhood, New Spain, establishment, society, social structure.
Recibido: 20-03-2019
Aprobado: 01-04-2019
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
20
1.
La cofradía es una hermandad conformada por devotos con autorización religiosa competente,
para ejercitarse en obras de piedad; también, se refiere a un gremio, compañía o unión de
gentes con el fin de participar de ciertos privilegios.
Desde el siglo XVI, en España, la cofradía se define como una institución reconocida y definida
por el derecho canónico a manera de una asociación laica de fieles, creada para proporcionar
asistencia mutua entre sus miembros a través de las limosnas, tanto para mantener, como sufragar
el culto perdurable de su santo titular y otras obras piadosas, por ejemplo, la asistencia a los
enfermos y asegurar las ceremonias correspondientes para un entierro decente, preocupaciones
constantes de Europa medieval y moderna (MacLeod 2000: 203, 204). En pocas palabras, se
conformaron sociedades organizadas y cooperativas en cinco rubros que son de carácter litúrgico,
económico, funerario, cohesión social y sector salud.
Aunado a ello, la espiritualidad de las cofradías se delineaba no solo en el culto de un santo
patrón, sino también, en la economía de la salvación perpetua, pues la remuneración más
deseada era un entierro digno en el cual se rindiera al cuerpo del cofrade muerto todos los
servicios que la iglesia podía brindar en ese paso trascendente entre la corporeidad y la vida
eterna (Lavrín 1998: 50). El referente medieval de salvar la vida eterna después de la muerte,
creó esa necesidad, la cual motivó a los cofrades a ganarse el derecho de la indulgencia. Bajo
estos conceptos, la cofradía fue establecida en la Nueva España.
Al llegar Hernán Cortés al territorio del mosaico mesoamericano, comenzó a explorar las
direcciones territoriales principales con el fin de entrever la reconfiguración política y
económica. Las primeras expediciones se basaron en sus conversaciones con Motecuhzoma
(Moctezuma) y los tlamatini (indígenas sabios), a quienes utilizó para que le señalaran a través
de códices,1 las rutas comerciales y los lugares en donde se encontraban las riquezas, sobre
todo de oro y plata; cuando dio fin a la cabeza del imperio mexica, comenzó a expandirse,
primero sobre el centro, sur y norte (debido a las minas encontradas), posteriormente, al resto
del aún impreciso territorio (Martínez 1995: 488). De ahí que la ruta comercial que prevaleció
desde la época prehispánica se siguió generando para la reactivación económica del territorio
debido a la organización que contribuyó a beneficio de los intereses de la Corona.
Por lo señalado anteriormente se deduce que con base en dicha información se
reconocieron en primera instancia a los que denominaron pueblos cabecera, bajo ésta
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
21
circunstancia se registró el emplazamiento poblacional que estratégicamente debía estar bien
ubicado para un mayor control y comenzar a orientar su religiosidad católica.
Las características del pueblo cabecera eran que espacialmente debía estar trazado
alrededor de una plaza, tener una casa de comunidad, una capilla o iglesia, además, tener un
gobernador, alcaldes, un escribano, y en lo que se refiere a la iglesia, un mayordomo, un
oficial2 y cantores (Dehouve 2002: 81), es decir, una cofradía consolidada.3
Cofradía y cabildo4 fueron las dos instituciones importantes que se articularon en un
principio para una mejor funcionalidad, ya que el sistema gubernamental se apoyaba con el
aparato eclesiástico.
En un principio, las primeras cofradías en la Nueva España fueron urbanas e instauradas en
la ciudad de México con la autorización de un obispo, de manera exclusiva para servicio de los
españoles con el fin de dar continuidad a su fe cristiana y solventar sus necesidades, como crear
hospitales, colegios y dar seguridad al cofrade en su entierro (Bazarte 1989: 32, 33); de esa
manera, fomentaron también una nueva organización tanto social, como económica a través de
inversiones y créditos de las cuales se hará mención más adelante.
Bajo éste parámetro, la primera organización de la que se tiene noticia, es la de Los
Caballeros de la Cruz,5 fundada por Hernán Cortés en 1526, aprobada por fray Domingo de
Betanzos (Gaceta de México 1729: 172-173), y fue el artífice para servir como ejemplo de
organización en las posteriores fundaciones. Concerniente al tema, Bernal Díaz, informa sobre
la necesidad y la importancia de implementar la beneficencia, y de cómo debieron repartirse las
rentas originalmente: “una quinta parte para el Rey, tres para Cortés y los conquistadores y la
quinta restante para que fuese la renta de ellas para las iglesias y hospitales y monasterios”
(1939, 402). Así, en la Ciudad de México, Hernán Cortés, manda a construir el primer Hospital
que se llamó la Inmaculada Concepción (el cual, sigue funcionando actualmente y es conocido
como el Hospital de Jesús), auspiciado económicamente por la cofradía y mantenido por el
trabajo voluntario de sus miembros que consistía en alimentación, atención al enfermo y
limosnas.
Inmersos en el proceso de las organizaciones de los pueblos cabecera y pueblos sujetos, los
hispánicos fueron creando redes administrativas, por lo que en la primera etapa de la
expansión, las encomiendas6 generaron un poder ejercido por los conquistadores, es por eso
que asándose en la experiencia de Vasco de Quiroga y con el apoyo de Antonio de Mendoza
(primer virrey de la Nueva España), en 1545 el Licenciado Tello de Sandoval, miembro del
Consejo de indias enviado a México desde España, propuso eliminar cualquier intermediario
novohispano entre el rey y sus súbditos indígenas, y poner en manos de éstos últimos el
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
22
gobierno local de sus pueblos y la jurisdicción en primera instancia (Lenkersdorf 2010: 39).
Johana Broda, dice al respecto, “los indígenas lograron mantener y crear una identidad
colectiva, religiosa, económica, e incluso jurídica que los protegía del brutal proceso
colonizador” (2003, 16). Desde entonces, a mediados del siglo XVI, las instituciones
comunitarias que los españoles crearon legalmente en la República de Indios7, y sobre todo en
las instituciones religiosas de las cofradías que fueron introducidas a lo largo del periodo
colonial, consolidaron la forma de organización corporativa de las comunidades indígenas, lo
cual permitió su reproducción social y aculturación al mundo occidental para reforzar la
aceptación religiosa ante todo.
De esa manera se comenzó a irradiar la estructura de las autoridades españolas, mientras se
establecían los cabildos de indios, se incorporó la política de congregaciones civiles y
eclesiásticas que giró en torno a una nueva ordenación del territorio en presencia del ministro
religioso de doctrina, sustituyendo poco a poco la organización política y administrativa del
antiguo sistema indígena (Martínez 1995: 247-248), provocando cambios en la vida de los
pueblos indios. De tal manera, en la medida que se fue conformando la sociedad, la
instauración cofradial se estableció paulatinamente por donde pasaron los españoles y las
ordenes mendicantes, con representantes civiles e intereses en común a través de
mayordomías, tierras comunales y el culto.
El motivo esencial de acoplar la instauración de cofradías en la población indígena, fue que
entre 1570 a 1579, mortíferas epidemias se expandieron reduciendo a su población, es
entonces cuando los religiosos impulsaron el establecimiento en sus parroquias, esperando
ayuda monetaria y un apoyo más organizado para el culto de los santos.
Además, era un camino para vigorizar la instrucción religiosa, ya que una parroquia
dependía directamente de las finanzas de la cofradía y la obtención del trabajo de las
comunidades indígenas, “lo que necesitaba la sociedad nativa era su propio sistema de crédito,
en la que la subsistencia básica de los agricultores pudiera garantizarse en tiempos difíciles”
(Murdo 1983, 216). Es entonces, cuando la cofradía se convirtió en su mayor reparo, pues el
dinero era acumulado a través de cuotas mensuales, donativos, limosnas e inversiones.
De manera general, se puede decir que, al introducir una nueva forma de autogobierno
local, el papel financiero de la cofradía sirvió como alternativa para generar el impulso de las
áreas urbanas y rurales, incluso, tomó características adecuando los medios comerciales
locales para generar ingresos y así lograr sus objetivos de sustento, es por eso que fueron
convirtiéndose en un medio optimo porque fueron dinámicas que apoyaron la economía.
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
23
Otra de las principales finalidades de las cofradías fue la organización de las fiestas
correspondientes al Santo Patrón(a) para crear una cohesión social mediante la participación
de sus miembros, esto con el fin de fortalecer alianzas sociales y comunitarias con una
directriz: identidad espiritual. En el ambiente festivo no podían faltar el arreglo de calles,
flores, la comunión, recibir la bendición, la procesión, el ornato, la pólvora, las velas
encendidas (la elaboración de la cera era fundamental durante todo el virreinato); también, en
la festividad se organizaban grandes banquetes, bailes, bebida, juegos de luces, música y
danzas que surgieron al quedar establecidas. Muchas de estas actividades siguen vigentes. De
ahí que se puede decir que crearon a través de la religión católica, una atmósfera de cultura
transmitida en casi todos los aspectos de la vida, ya que los que formaban parte de una
asociación cofradial tenían ganado un estatus social.
La tarea central del contrato espiritual se encontraba en el reglamento de las cofradías, en
cuya redacción de los estatutos autodefinían sus propósitos y los modos de comportamiento
necesarios de manera muy particular, sin embargo, al obispo se le otorgaba la facultad de
examinar, aprobar y corregirlos. Pero no podía negar su aprobación a los estatutos que
estuvieran conformes con el derecho común.
Aunque cada cofradía tenía sus propias constituciones, existían muchos puntos de común
entre ellos: se consideraban socios los que fundaban y daban sus cuotas establecidas, a
cambio, se le daba la patente en donde quedaban asentados sus derechos, por lo regular se
daban gratis a quienes prestaban algún servicio (músicos y campaneros).
La patente era la carta de identidad del cofrade, en caso de fallecimiento, después
del entierro los familiares tenían que devolverla a la cofradía una vez cumplida la
obligación que tenía la cofradía de enterrar al difunto; con el fin de ratificar los aspectos
que fundamentaron la creación de las constituciones se tenía que especificar la elección del
rector, secretario, mayordomos, diputados8, cimentar las ceremonias religiosas, lista de
miembros, el establecimiento del designio de cuotas, limosnas y determinar la periodicidad
de las reuniones; regularmente tenían dos o tres llaves de sus arcas (cajas para guardar
dinero), una en poder del cura, otra el rector y la tercera, si era el caso, del mayordomo;
para llevar un mejor control, era necesaria la autorización de un obispo y asistencia a las
juntas de un representante real, sin subordinarse al clero, es decir, funcionaban de manera
autónoma, tomando las decisiones de común acuerdo; las elecciones se llevaban a cabo
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
24
cada año (Bazarte 1989: 56, 57). Al unísono, crearon una cooperación estrecha con las
autoridades y la Iglesia.
Las características de las cofradías de españoles en la Nueva España, a diferencia de
las demás organizaciones, fueron que su organización se incitó inicialmente dentro de la
Ciudad de México, posteriormente en otras sedes urbanas. Además, la elección del santo
patrón congregaba a socios de una misma región de España para mantener su identidad,
uniéndose bajo la advocación del santo venerado en su región natal o de la que eran
descendientes. Fueron muy estrictos en su selección, resaltando un exclusivismo socio-
étnico con el fin de preservar y reproducir la pureza de sangre y los valores de las familias
españolas cristianas, como ejemplo, Martín Guijo nos habla del caso de una procesión para
pedir mitigar las epidemias, “para suplicarle mitigarse la peste de viruelas y otras grandes
enfermedades que hay, que ha muerto mucha gente por falta de no haber llovido, sin los
indios, negros y mulatos(1952: 215); también, los residentes buscaban la formación de
fortunas familiares y la construcción del buen nombre de la familia y el linaje a través de las
fundaciones piadosas. (García 1998: 247)
2
Generalmente fueron ricas y jugaron un rol de control social importante en la vida de
la capital, ya que reforzaban las creencias católicas de la población por medio de la caridad
y el estímulo de la competencia, pues las cofradías hispánicas rivalizaban entre para
obtener el mejor lucimiento ante la sociedad.
A la vez, constituían una especie de seguro social para sus miembros, en especial en
caso de enfermedad, cubriendo sus gastos hospitalarios, o en caso de muerte, sufragando
sus gastos de entierro, y la pensión. Sufragaba también el apoyo para estudios, la dote y la
ayuda de las huérfanas (Bazarte 1989: 189). Otro interés fundamental fue la creación de
colegios, la Iglesia tuvo mucho interés por el colegio de niñas, pero sobre todo por la
universidad, pues ahí se formarían las nuevas generaciones de clérigos, indispensables para
el desarrollo y establecimiento del clero secular, además, la corporación universitaria se
convirtió en un espacio en donde se desarrollaba un juego de poder entre las máximas
autoridades del virreinato (Aguirre 1998: 232).
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
25
Noticias concretas sobre el sistema cofradial entre los hispánicos se encuentran en las
Guías de Actas de Cabildo de la Ciudad de México, en donde se mencionan las
corporaciones más importantes y la forma de organizar sus fiestas:
Los preparativos ocuparon buena parte del tiempo de los regidores y no menor
dispendio. Entre las celebraciones de mayor importancia en la ciudad de México
estaban la visita de la Virgen de los Remedios a fin de remediar la falta de lluvias;
las tradicionales de Corpus Christi, San Hipólito y San Gregorio Taumaturgo; las de
San Nicolás Tolentino, San Felipe de Jesús, San Francisco Xavier, Santa Teresa de
Jesús, Santa Rosa de Santa María, San Isidro Labrador y la procesión del Santo
Entierro (…) Las festividades religiosas, generalmente fijas, pero también había
celebraciones por acontecimiento civil, como los recibimientos de los virreyes, el
nacimiento de los príncipes, el matrimonio del rey o de personas prominentes en
España (...) En todas había invenciones de pólvora, luminarias, música de trompetas
y chirimías; en algunas se representaban comedias y danzas; en otras se organizaban
fiestas de toros y máscaras, escaramuzas de cuadrillas a caballo. Las fiestas se
llevaban a cabo en la plaza mayor de la ciudad y en la del volador. Para ello se
mandaban a construir tablados en donde se acomodaba a las principales autoridades
y a las damas. Se servía colación (…) La festividad se convertía en un asunto
importante dentro de las sesiones del Cabildo para dar brillo y esplendor a las
festividades (Monroy 1987, 13, 14, 23, 24).
Entre las particularidades de las cofradías de indios, resalta que las más tempranas se fueron
organizando alrededor de la Ciudad (al principio fueron emergiendo en la periferia de las
poblaciones de blancos, sobre todo en la capital), al respecto, fray Agustín de Betancourt,
señala que “se fundó, y de aquí se trasladó de la iglesia mayor [catedral] de españoles
quedando en esta iglesia [San Francisco] para los indios.” (Betancourt 1971, 66)
Otra crónica que devela información es la de Motolinia en 1527, siendo guardián del
convento de Huejotzingo, relata en una de sus cartas lo relacionado a la cofradía de Nuestra
Señora de los Ángeles, diciendo
El jueves Santo con los otros días siguientes, vienen a los oficios divinos, como los
días principales y a las noches en el hacer disciplina, así hombres como mujeres con
cofrades de la Cruz de Cristo, y no solo esta noche, mas todos los viernes del año y
en cuaresma hacen disciplina tres veces en la semana en su iglesia los hombres a
una parte y las mujeres a la otra” (Motolinia 1907, 93).
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
26
La difusión de las cofradías se hizo expansiva en los pueblos de indios, y se adecuaron a
través de las órdenes evangelizadoras para fomentar la participación de la comunidad en las
ceremonias litúrgicas. A diferencia de las ceremonias de españoles, las carencias económicas
fueron muchas y las fiestas no eran tan majestuosas, en cambio, ayudaron a constituir un
mecanismo para mantener muchas de sus prácticas ancestrales, pues los santos patronos
sustituyeron a los dioses protectores de los calpulli, y cubrieron las funciones rectoras del
cosmos y de las fuerzas naturales (Rubial 2001: 30, 31, 36, 37). Es así que durante la
expansión de aculturación recrearon tradiciones de manera muy peculiar, lo cual originó
concepciones indígenas que dieron cabida a través de la religión católica a pesar de las
diferencias culturales, promoviendo la difusión, cuyo fin consistía en crear el sentido de
pertenencia, pues todo aquel que formaba parte de una cofradía obtenía la patente para recibir
indulgencias durante su vida y lograr una muerte asegurada de rezos, tema esencial en las
comunidades.9
En cambio, las cofradías gremiales, a diferencia de las demás, tenían un sentido laboral
exclusivamente marcado en sus constituciones que se basaba en defender sus derechos dentro
de la agrupación. Fueron compuestas exclusivamente por miembros de una profesión
específica, sobre todo de comerciantes y artesanos, a quienes los unía la fe de su santo patrón
elegido. Cada gremio reclamaba las labores que le correspondían, fijaban precios y calidad.
Fue así como el cabildo Metropolitano, reunido en la casa de Cortés de Coyoacán, expidió el
15 de marzo de 1524 la ordenanza para los herreros (Bazarte 1989: 36), dando pauta a la
reglamentación de muchos otros oficios.
Las cofradías de negros y mulatos proporcionaron a sus miembros la seguridad que sus estatutos
exigieran. La más antigua estuvo fundada en la Ciudad de México, iglesia de la Veracruz con el
nombre de San Nicolás Tolentino (1560), y posteriormente se fundó otra en Santa María la
Redonda con el título de Coronación de Nuestro Señor y San Benito (1599), que más tarde se
trasladó al convento de San Francisco. Reunían a toda la población negra y mulata, además la
singularidad fue que lograron fusionar sus tradiciones africanas. En la ciudad de México tuvieron
importancia durante los siglos XVI y XVII; pero según iba disminuyendo la población negra de
la ciudad, fueron decayendo hasta extinguirse para recrearse en otras entidades al interior de la
Nueva España. Otras ciudades en donde existían cofradías de negros, además de la ciudad
deMéxico, fueron la de Veracruz, Valladolid y Pizandaro (Bazarte 1989: 42, 43). Para el siglo
XVII, las cofradías ya estaban fuertemente consolidadas, surgenentonces las cofradías mixtas
con integrantes de diversas etnias (ibéricos, indígenas,mulatos, negros, e incluso asiáticos). Cabe
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
27
aclarar que las relaciones interétnicas seexpanden a raíz del incremento comercial y de la
cantidad de haciendas y minas fuertemente arraigadas. Un ejemplo claro, se encuentra en un
volumen de documentos encontrados en la región montaña de Guerrero de finales del siglo XVII,
y primeras décadas del XVIII (1696-1738), proporciona datos sobre la participación en la
estructura de reelección de mayordomos de una instauración de cofradía mixta, en donde los
europeos son denominados como Don, además los indígenas y un pardo (a quien fue en su
momento esclavo) ya libre, jugaron un rol importante (Sosa 2017: 68-72).
En veintiséis días del mes de enero de mil y seiscientos y noventa y seis, estando
juntos y congregados los naturales de este pueblo de San Miguel Qualac [Cualac],
gobernador, alcaldes, fiscales mayores, y otros muchos naturales en la iglesia
parroquial de este dicho pueblo, para efecto de fundar una cofradía al Santísimo
Sacramento y puestos en forma de cabildo, en el cual yo el Bachiller Sebastián
Sánchez Lasso como cura de este dicho partido y habiendo hecho su elección
erigieron y nombraron, todos en común, por mayordomo de dicha cofradía a Diego
Bernabé Altamirano vecino y natural, y por diputados a Gaspar Joseph y a Baltasar
Juan, aceptaron su cargo y prometieron hacerlo bien y fielmente, y se oblia dar
cuenta con las demás donaciones, y dicho a se juntaron de limosna doscientos
pesos en reales efectivo que recibió el dicho Diego Bernabé Altamirano todos los
naturales pasaron a hacer las Constituciones para el buen gobierno y permanencia.10
El 25 de junio de mil seiscientos y noventa y nueve años (…) propuse a los dichos
hermanos a Don Miguel Francisco, y a Don Diego Pedro y el Don Pedro García,
salió electo Don Miguel Francisco con exceso de votos y habiéndosele dado a
entender aceptó dicha mayordomía y juró con los diputados que salieron electos a
dios nuestro señor y esta señal de la santa cruz de usar bien y fielmente su oficio.11
(…) en cinco días del mes de junio de mil setecientos y treinta y nueve años ante
el Bachiller Francisco Fernández de Olair cura por su Majestad vicario y juez
eclesiástico de dicha doctrina (…) para la elección de nuevo mayordomo, salió
electo Joseph Carranza, pardo libre dueño de trapiche quien recurrió en la mayoría
de los votos conforme a derecho, quien había hecho pronta exhibición de los
habiendo dado por aumentos de ello que constan en la partida para cuya ayuda se
nombró como diputado mayor a Diego Guevara con los otros diputados, Diego
Francisco Vázquez y Lucas Martín, Agustín Juan Gobernador actual de este
pueblo.12
Conclusiones
En consecuencia, se puede deducir que las fundaciones de las cofradías en la Nueva
España, paulatinamente se organizaron hasta quedar bien establecidas adaptando elementos
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
28
culturales en la vida cotidiana, en donde cada una estableció su forma de ordenación particular
correspondiente. Se afirmarma que fue una de las instituciones que más se arraigaron y
difundieron durante el periodo colonial, debido a que coadyuvó a preparar una aculturación
firme en el sentido religioso; las imágenes sagradas eran el eje alrededor del cual giraban los
propósitos de dominación y de las relaciones intercomunitarias, consolidando congregaciones
de pueblos (cabecera-sujetos) con carácter de unificación social compartiendo la devoción por
un santo patrón, al mismo tiempo, contribuyó a visibilizar un espacio territorial para
formalizar el sentido dinámico de su economía.
El estudio de los documentos novohispanos a través de la paleografía, en este caso
del Ramo Cofradías, es considerado fundamental para reconstruir la historia de una entidad
determinada, ya que resguarda información que vislumbra su organización estructural,
enmarcando costumbres y tradiciones, incluso, aún vigentes.
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
29
Bibliografía
Aguirre, R (1998). “El conflicto del alto clero de México con el colegio de Santos y la
corona española (1700-1736), en La iglesia hispanoamericana, de la colonia a la
república, Rodolfo Aguirre y Lucrecia Enríquez (coordinadores.), Instituto de
Investigaciones sobre la Universidad y la Educación-Universidad Nacional
Autónoma de México, Pontificia Universidad Católica de Chile, Plaza y Valdés
Editores, México.
AHSMAC Archivo Histórico de San Miguel Arcángel de Cualac (Guerrero), Cofradía del
Santísimo Sacramento, vol. 1, años: 1696-1738.
Bazarte Martínez, Alicia (1989). Las cofradías de españoles en la Ciudad de México (1526-
1860),
Universidad Autónoma Metropolitana-Dirección de Ciencias Sociales y
Humanidades, México, 278 p.
Betancourt, Agustín (, 1970) Teatro mexicano, descripción breve de los sucesos
ejemplares, históricos y religiosos del Nuevo Mundo de las Indias. Crónica de la
Provincia del Santo Evangelio de México, editorial facsímil de México (1697-98),
México.
Broda, Johanna (2003 ).“La ritualidad mesoamericana y los procesos de sincretismo y
reelaboración simbólica después de la conquista”, en Graffylia: Revista de la
Facultad de Filosofía y Letras (2), México, p. 16-30.
Dehoeuve, Daniele (2002). Historia de los pueblos indígenas de México. Entre el caimán y
el jaguar.Los pueblos indios de Guerrero, Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social, México.
Díaz del Castillo, Bernal (1939). Historia verdadera de la conquista de la Nueva España,
México, Editorial Pedro Robredo, t. II, p. 402-414.
García Ugarte, Marta Eugenia 1998). Impacto de las Fundaciones piadosas en la sociedad
queretana (Siglo XVIII), en Cofradías, capellanías y obras pías en la América
colonial, López Cano María del Pilar, von Wobeser Gisela, Muños Correa
(coordinadores), México, UNAM-IIH, p. 247-262.
Guijo, Martín (1952). Diario: 1648-1664, edición y prólogo de Manuel Romero, Editorial
Porrúa, México, 2 vols.
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
30
Lavrín, Asunción (1988) “Cofradías novohispanas: economías material y espiritual”, en
Cofradías, capellanías y obras pías en la América colonial, Gisela von Wobeser,
Juan Guillermo Muñoz (coordinadores), UNAM-IIH, México, p. 49-64.
Lenkersdorf, Gudun, (2010). Repúblicas de indios. Pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI,
Editorial Plaza y Valdés, México, 280 p.
MacLeod, Murdo (1983). “Desde el Mediterraneo y España hasta Guatemala Indígena. Las
trasnformaciones de una Institución colonial: la cofradía, 1580-1750”, en
Formaciones religiosas en la América colonial, María Alba Pastor y Alicia Mayer
(coordinadores.), Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de Filosofía
y Letras, México, p. 203-227.
Monroy-Padilla, María Isabel (1987). Guías de las Actas de Cabildo de la Ciudad de
México: Años 1601-1610, siglo XVII, Universidad Iberoamericana, México.
Ramírez-Marcelo, Fernández Federico (2006). “La policía de indios y la urbanización del
altepetl”, en Territorialidad y Pasaje en el Altepetl del siglo XVI, Federico Fernández y
Ángel Julián García, Fondo de Cultura Económica-Instituto de Geografía de la
Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Rubial-García, Antonio (2001). La evangelización de Mesoamérica, Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes (Tercer Milenio), México.
Sosa-Rodríguez, Gabriela Mahelet (2017), “Establecimiento de la institución cofradial en
Cualac, Guerrero, México 1696-1738”, en Ciencias Sociales y Humanidades de la
Universidad de San Carlos, Guatemala, vol. 4, Núm. 2, p. 67-82.
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
31
Notas.
1 Los códices, fueron fundamentales en cuanto al reconocimiento espacial-territorial para las
primeras expediciones de Hernán Cortés: Códice de la Matrícula de Tributos, y posteriormente el
Códice Mendocino.
2 Dependiendo del lugar también se le llamaba fiscal o diputado mayor.
3 Mientras que los pueblos sujetos se gobernaban a través de alcaldes y regidores, y reconocían la
autoridad de la cabecera. Y por último, las estancias pertenecientes a un pueblo sujeto o una
cabecera que se regían a través de encargados.
4 Cabildo: corporación local que representa a la población y gestiona sus intereses. El Ayuntamiento
o congregación de personas eclesiásticas o seglares, que constituyen y forman cuerpo de
comunidad en ordenamiento (ver, Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española).
5 La Iglesia de Santa Veracruz, ubicada en el centro histórico de la Ciudad de México, fue creada
para instaurar una de las más antiguas instituciones religiosas. Su fundación se llevó a cabo por la
archicofradía de la cruz, también conocida como cofradía de los caballeros, en la cual pertenecieron
los miembros de la nobleza (Bazarte, 1989: 35).
6 Encomiendas: en la América hispana fue una institución de características muy diversas según tiempos
y lugares (encomienda por servicios o de tributo), por la cual se atribuía a una persona autoridad sobre
un grupo de indios (ver, Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española).
7 La República de Indios, según el Diccionario del español jurídico (de la RAE), significó una
organización sociopolítica en la América española, en un principio se estableció en los lugares
densamente poblados por indígenas de acuerdo con lo establecido en el testamento de la reina
Isabel de Castilla respecto de la obligación de evangelizar a los indios, fue preciso reducirlos en
poblaciones pequeñas. A mediados del siglo XVI, Carlos I impulsó la creación del cabildo en las
comunidades indígenas para recibir buenas tierras propias y casas, construyendo, además, iglesias
para que fueran adoctrinados y cumplieran sus deberes religiosos.
8 Rector (hermano mayor o mayordomo mayor): principal representante de la cofradía. Secretario
(escribano): encargado de asentar en el libro de cabildos de la cofradía los acuerdos en las juntas y
los registros de toda la información interna. Mayordomos (tesoreros o claveros): por regla general
había dos mayordomos, fungían como administradores y tesoreros, se encargaban de los cobros de
las rentas de la cofradía, de recoger la limosna, de administrar los patentes, y durante las
procesiones se encargaban del santo patrón. Diputados: eran nombrados por los mayordomos para
ser ayudantes.
9 Un ejemplo del éxito de aculturación fue el sentido funerario con la devoción a las ánimas del
purgatorio en la fiesta del 2 de noviembre, esto se debe a los antecedentes culturales sobre la
cosmovisión del periodo prehispánico en relación al culto de la muerte que dieron lugar a una
celebración trascendental tanto simbólica como ritual.
10 AHSMAC, Cofradía del Santísimo Sacramento, vol. 1, años: 1696-1738, f. 1v.
11 Ibídem, f. 40 r.
12 Ibídem, f. 47 v.